Es probable que Project Zero: Maiden of Black Water fuera el juego que más esperaba para este final de año, con el permiso de Xenoblade Chronicles X. Me gustan los juegos de terror, por muy mal que lo pase, me encanta la saga y oía hablar bien de él, así que parecía un cóctel perfecto. Y desde luego no me ha defraudado, más bien al contrario.
No es la primera vez que la saga Project Zero (Fatal Frame en América) aparece en una consola de Nintendo. En Wii ya nos llegó el remake de la segunda entrega y además salió la cuarta en Japón. Una entrega que, al menos a Europa, no llegó por cambios a última hora. Pero ahora esta quinta entrega sí lo hace, siendo la primera en HD y con algo que todos pensamos desde el primer minuto en el que se presentó la consola: usar el Gamepad como Cámara Oscura.
Esta vez el tema central del juego es el agua y el suicidio. El agua no es algo nuevo en esto del terror japonés, es el camino al inframundo según el sintoísmo y es un clásico en las historias de fantasmas niponas. Es más, muchas películas como The Ring mismamente hacen referencia constante al líquido. Pues aquí lo mismo, pero de paso añades una montaña embrujada, gente que se suicida en ella y los clásicos sustos de la saga para dejar un ambiente de esos que dan mal rollo.
En esta ocasión tenemos que ir al monte Hikami para buscar a una persona desaparecida y al final todo termina como era de esperar: hay fantasmas, ritos bastante macabros, unas sacerdotisas del lago que nos van a joder un poco la vida y todas esas cosas que os podéis esperar en una historia de miedo japonesa.
Tenía ganas de saber qué tal habían adaptado el Gamepad a un juego así, porque como decía antes, parecía uno de esos casos obvios para usar el mando en condiciones. Y en líneas generales es lo que se podría esperar de ello: mientras exploramos podemos tener la pantalla duplicada de la tele o poner un mapa (más útil) y a la hora de atacar con la cámara podemos mover el mando y el movimiento se traslada al juego, como si estuviéramos allí. Para los que no les mole esto de moverse además se puede desactivar para girar con el joystick derecho, aunque a veces se vuelve un poco tonto a la hora de girar por cómo está hecha la cámara.
La mecánica es la misma de siempre: enfocas al fantasma y cuando está a punto de atacarte le haces una foto para entrar en Fatal Frame, y ya le haces el photobook completo para irle quitando vida. Hay un montón de tipos de disparo más, ataques especiales, distintos carretes y lentes, pero en el fondo todo viene a ser similar, aunque cada formato tiene su momento. Hay bastante munición (carretes de fotos) por los escenarios, así que rara vez nos veremos obligados a tener que disparar con la cinta de menor poder.
El juego no es excesivamente difícil, porque además una vez enfocas al fantasma el objetivo tiene autoseguimiento, así que es sencillo atacar en la mayoría de casos. Quizá algún boss sí se retuerza un poco más al teletransportarse, pero nada fuera del otro mundo (jeje). Tampoco es que busque dificultad en un juego así, pero bueno.
El que el agua sea el eje sobre el que gira todo ha condicionado mucho los escenarios y en general el ambiente que tiene el juego. Pasamos una y mil veces por un bosque encantado en el que o llueve o hay un montón de ríos y estanques para recordarnos que el peligro está ahí. Incluso hay un medidor para saber cómo de mojados estamos que hace que los fantasmas se aparezcan más a menudo o nos quiten más vida.
Creo que sin duda lo más conseguido del juego ha sido esta ambientación. No es que el juego dé miedo de por sí, porque una vez te acostumbras a los fantasmas y a cómo defenderte y atacar no tienen apenas misterio, sino porque al menos a mí me ha tenido en vilo permanentemente. Es esa sensación de tensión y de «seguro que ahora pasa algo» lo que hace grande al juego. Y pasa, claro. Ya sean enemigos, fantasmas que deambulan sin interactuar con nosotros o sustos puntuales, en el momento menos pensado el juego se prepara intentar que no estés cómodo jugando.
Aparte del agua los escenarios y los edificios también juegan su parte. No sé si es por ser algo más exótico y desconocido, pero el terror oriental tiene algo que no tiene el occidental. Casas abandonadas hemos visto millares, y de pequeños todos hemos entrado en alguna, pero un santuario sintoísta en mitad de la nada repleto de muñecas en principio inertes dentro da respeto. Creo que pocas cosas me daban más mal rollo que el abrir una puerta y ver a una muñeca al otro mirando hacia mí. No se movía, pero la duda siempre estaba ahí.
Y si la ambientación en el plano visual se ha logrado con creces, en el sonoro no iba a ser menos. Seguro que alguna vez habéis oído el «truco» para pasarte juegos de miedo de apagar el sonido, porque se pierde toda la tensión que se consigue con unos sonidos que ni nos percatamos que están ahí. Aquí la música me ponía demasiado nervioso, y más cuando al intentar saber por dónde tirar (se puede invocar una especie de espíritu que indica el camino) la música cambia para ponerte los pelos de gallina. Te ayuda por un lado y te pone de los nervios por otro.
Soy un miedica, ya lo sé.
Project Zero: Maiden of Black Water es, sin dar muchos rodeos, Project Zero en estado puro, para lo bueno y para lo malo. La saga no ha avanzado demasiado en estas cinco entregas, lo cual tampoco es malo si te gusta como es. La ambientación y sonido son soberbios y, a mí por lo menos, me conseguía dejar en tensión cada vez que jugaba. Ya no es sólo que los escenarios sean atractivos, es que todo este rollo del agua maldita conlleva un ambiente mojado que le va como anillo al dedo a una historia de terror.
El juego es bastante divertido y está muy bien hecho dentro de sus límites. La jugabilidad sigue siendo bastante arcaica con unos personajes que son (casi) tanques, como en los survival horror de antes, y es algo que a mí me gusta y no quiero que cambien. Añade un buen uso al Gamepad, tanto fuera como dentro del combate, así que tampoco puedo pedir mucho más. Además es bastante largo y tiene varios finales.
Como punto feo seguramente el que tenga los textos en inglés. Hay audio dual entre japonés e inglés, eso está bien, pero hubiese estado mejor tener textos en castellano. No he tenido ningún problema, pero quizá el juego sí pida un nivel de inglés algo más alto de lo habitual.
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