Análisis Pilotwings Resort (Nintendo 3DS)

Y después de haber analizado Nintendogs+cats es hora de hacer lo propio con el otro juego que tengo en Nintendo 3DS, y no es otro que Pilotwings Resort.

Quienes me conozcan un poco sabrán que me pirran los juegos de aviones, helicópteros y demás cosas que vuelan, así que desde un primer momento sabía que Pilotwings tenía que ser mío. Y la verdad es que es un juego bastante entretenido, pero como todo, tiene sus peros.

Nada más empezar el juego tendremos que crearnos nuestro carnet oficial de piloto y de ahí ya decidimos si vamos al modo Misión (el modo principal del juego) o a Vuelo Libre, previo paso de un tutorial (opcional, eso sí).

El modo que realmente tiene chicha, como habíamos dicho, es el modo Misión. Se divide en varias categorías (Principiante, Bronce, Plata…), cada una con más dificultad que la anterior. Para avanzar de una a otra se nos pedirá un mínimo de estrellas conseguidas en total en el nivel anterior (cada fase tiene un máximo de tres).

En cada nivel usaremos los tres tipos de vehículos del juego, y sus variantes. Los básicos son la avioneta, el jetpack y el ala-delta, aunque según avancemos en el juego iremos consiguiendo versiones alternativas para éstos, algunos como el traje-ardilla, bastante chulos.

Terminar este modo igual no es excesivamente difícil ni se tarda mucho tiempo. Ahora, hacerlo consiguiendo la puntuación perfecta en cada nivel es una tarea casi imposible, por lo menos para mí. Este reto es lo que consigue darle más vidilla al juego, ya que no es especialmente largo.

Luego cuando nos cansemos de andar cumpliendo los objetivos que nos mandan nos podemos dar una vuelta para relajarnos por el modo Vuelo Libre. Durante un tiempo limitado (dos minutos al iniciar el juego, aunque luego se alarga a media hora) podremos andar recorriendo la Isla Wuhu por el simple disfrute de volar o aprovechando para recoger puntos de información y esferas.

Al hacerlo, iremos desbloqueando otras otras del día para pilotar, no solo la mañana. Y es que pilotar al atardecer o con la noche estrellada es bastante chulo. Además, al recoger los puntos de información iremos aprendiendo más cosas de los lugares de la isla.

Lo malo es que al principio esos dos minutos se quedan cortísimos para casi cualquier cosa. Cuando podemos volar media hora la cosa mejora, pero se habría agradecido un modo infinito de vuelo.

Gráficamente no destaca mucho ni es algo que te salte a la vista, pero con el 3D bien ajustado (juego siempre a tope, aunque alguna vez se me vaya la vista) ofrece una sensación bastante agradable. El volar por la isla e irse acercando al horizonte, sortear el volcán, ver cosas en el fondo y que te acercas a ellas… Es lo que deberían de ofrecer todos los juegos que salgan para 3DS.

Porque, para qué engañarnos, este juego sin un 3D bien hecho no valdría ni para la mitad. Estamos volando, y es necesaria esa sensación de surcar el cielo para que el juego se sienta «completo». Por suerte, en este apartado sí que cumple bien, aunque como había dicho, en momentos puntuales se me iba esa sensación (al usar el turbo con el reactor, principalmente).

Lo malo es que dada la poca variedad de vehículos, escenarios, modos y que las misiones no se tardan mucho tiempo en completar (tampoco poco), da un poco la sensación de ser una demo técnica muy larga. Aquí ya interviene las ganas que tenga cada uno de jugarlo y lo que les guste volar.

El juego está chulo, y el efecto 3D bastante bien implementado, pero quizá más de uno se quede con ganas de «más juego». Yo desde luego estoy más que satisfecho, me encantan los juegos de aviones, cualquiera (mi HOTAS lo demuestra) y el juego me encanta, y sigo jugando por el simple hecho de disfrutar del aire. Pero no todo el mundo es como yo, y es que los juegos de aviones son así, o los amas o no los aguantas.