Reanálisis: The Legend of Zelda: Skyward Sword (Nintendo Wii)

Podemos decir que 2011 ha sido el año de Zelda: los 25 años cumplidos de la aclamada saga, el remake de Ocarina of Time para Nintendo 3DS, la versión de Four Swords para DSi, la gira por el mundo de los conciertos sinfónicos y, finalmente, la llegada de The Legend of Zelda: Skyward Sword: la nueva y esperada entrega principal de la saga y a la vez uno de los últimos grandes juegos que aparecerán en Nintendo Wii.

Hace unos días nmlss nos ofreció un genial análisis del juego. Y en está ocasión daré mi opinión sobre el juego tras el salto.

Antes de decir nada y ahorrándome cualquier descripción sobre de qué va el juego y la trama (que seguro que lo tenéis más que oído), me gustaría recalcar la importancia de los controles. El juego requiere el accesorio WiiMotion+ para funcionar y está totalmente justificado su uso: Skyward Sword es una de las mejores experiencias que se pueden encontrar hoy en día en cuanto control de movimiento. A diferencia de Twilight Princess, la espada de Link sigue la dirección de nuestros movimientos, proporcionando unos combates mucho más complejos donde los enemigos bloquearán nuestros ataques, obligándonos a buscar un punto desprotegido de su defensa.

También usaremos los controles de movimiento a la hora de volar con el pelícaro, nadar, usar el escarabajo, apuntar con armas, tirar y hacer rodar objetos y movernos por los menús, entre otras cosas. Todo esto de una forma muy natural con la que te acostumbras al poco tiempo de empezar el juego.

A parte de los controles, Skyward Sword introduce varias mecánicas muy interesantes nunca antes vistas en la saga. Una de ellas es el medidor de resistencia, que irá disminuyendo cuando se realicen acciones tales como correr y trepar a una mayor velocidad, rodar por el suelo, coger objetos pesados y realizar el clásico ataque giratorio de Link.

Otra de las novedades destacables es el menú de objetos en tiempo real. Con un simple movimiento de muñeca, podremos cambiar de objeto, arma o escudo sin interrumpir el ritmo del juego y añadiendo un factor extra de tensión en los combates más difíciles.

Personalmente, los cambios que más me han gustado son la importancia de la economía y la capacidad de mejorar los objetos. Explorando los escenarios, recolectaremos insectos y materiales que nos ofrecerán la posibilidad de mejorar nuestro equipamiento (escudos, arcos, tirachinas, pociones) o simplemente los venderemos en el caso de que necesitemos dinero. Dinero que será necesario si queremos aumentar la cantidad de objetos en la alforja, comprar diferentes escudos (cada uno útil para diferentes situaciones y que, por cierto, se quiebran por el uso), comprar mejoras de la capacidad de nuestro saco para bombas y otras armas e incluso medallones con diferentes efectos sobre Link.

Según el tipo, los escenarios del juego se dividen en tres partes principalmente: Celestia, las tierras inferiores y las mazmorras.

Celestia está formada por Altarea y el resto de islas flotantes. En Altarea, la ciudad sobre las nubes donde empezamos la aventura, se encuentran las tiendas y gran parte de la gente de Celestia, que nos proporcionará misiones secundarias. Como Ciudad del Reloj en Majora’s Mask, sirve como punto central a lo largo del juego.

Con el pelícaro (el pájaro de Link) volaremos sobre Celestia para visitar las islas flotantes, pequeñas zonas donde encontraremos principalmente tesoros y algunos pocos lugares donde encontraremos más misiones secundarias y minijuegos. Esta zona no es tan explorable como las praderas de otros juegos de la saga, pero nos permite ir de un sitio a otro del mapeado en poco tiempo.

Después tenemos las tierras inferiores: grandes zonas centradas en la exploración del entorno, permitiéndonos trepar para alcanzar nuevas zonas, cazar insectos, buscar tesoros, recolectar materiales y hacer determinadas tareas para ir avanzando en la misión principal del juego.

Por último tenemos las mazmorras, las fases por excelencia de la saga. Aun habiendo dos primeras mazmorras algo cortas, el diseño en general de ellas alcanzan grandes cotas gracias a la originalidad y frescura que desprenden. Como siempre, tendremos que hacer un uso inteligente de nuestros objetos y del entorno para resolver los pequeños puzles. Finalmente, acabaremos en un enfrentamiento contra el jefe, en el que tendremos que demostrar nuestra destreza con el escudo y la espada.

Gráficamente el juego es toda una maravilla, empezando por una presentación y un estilo artístico fuera de lo común que mezcla el colorido de A Link to the Past y Wind Waker con el nivel de detalle superior a Twilight Princess. Escenarios enormes, personajes únicos y rebosantes de carisma, el precioso efecto de profundidad de campo que simula una pintura impresionista, escenas de vídeo muy trabajadas: sin duda uno de los títulos que mejor aprovecha la capacidad técnica de Nintendo Wii.

El apartado sonoro tampoco se ha quedado atrás, ofreciendo por primera vez en la saga una banda sonora totalmente orquestada. Las nuevas composiciones son de una gran calidad y están perfectamente al nivel de otros temas de la saga, de los cuales unos pocos vuelven a aparecer.

Tras hablar de las bondades del juego, voy a mencionar lo que me ha parecido los puntos débiles del título: Fay, el espíritu de la espada que acompaña a Link, llega a ser muy irritante, dándonos pistas en exceso y señalando obviedades.

Otro de los problemas es la poca variedad en los entornos. No digo que sean repetitivos, pero hubiera estado mucho mejor si fueran más allá de bosque, volcán y desierto. También se echa en falta más zonas para explorar en Celestia.

Pero lo que menos me ha gustado de Skyward Sword son algunas secciones entre las mazmorras. Mientras que la mayoría dan variedad al juego, hay otras que dan la sensación de que se han añadido de forma forzada para alargar un poco la vida del juego. Por ejemplo, en cierto momento del juego tendremos que volver a un templo otra vez para hacer una misión y también nos enfrentaremos a lo largo del juego contra el mismo jefe tres veces.

La aventura principal dura unas 35 horas aproximadamente, alargándose hasta unas 10 horas más si queremos encontrar todos los «cubos de la diosa» (que nos servirán para poder abrir los cofres esparcidos por Celestia), mejorar todo nuestro equipamiento o cumplir con las misiones secundarias. Cuando lleguemos a cierto punto del juego, podremos volver a luchar contra los jefes de las mazmorras uno tras otro sin recuperar nuestra vida entre lucha y lucha y sin poder usar pociones. Un buen desafío en el que los jugadores serán bien recompensados si consiguen pasárselo.

Además, al acabar el juego se desbloquea el Modo Héroe, que viene a ser un modo difícil: los enemigos nos harán el doble de daño y no encontraremos corazones ni tras vencer enemigos ni en los jarrones.

The Legend of Zelda: Skyward Sword es uno de los mejores juegos para Nintendo Wii y de esta generación que, a pesar de pequeños altibajos en el ritmo del juego, demuestra que todavía nos puede sorprender la saga y que el control por movimiento puede mejorar la experiencia de juego siempre cuando se implemente de manera eficaz. Vuelve Link. Vuelven las aventuras. Vuelve la leyenda.