Análisis Catherine (Xbox 360)

Catherine ha pasado por tres momentos en los que a mi percepción se refiere. Primero empezó como el juego de la rubia con pinta de golfilla, luego pasó al juego de puzzles en el que escalar torres y ahora, una vez ya lo he terminado, ha pasado a ser un no-se-qué mezclando puzzles y una buena historia.

El caso es que me ha encantado y no me ha decepcionado en absoluto, más bien al revés. Seguid tras el salto para ver todo lo que tengo que contar.

Catherine es un juego que ahonda en las relaciones personales, proponiendo unos conflictos e historia adulta que distan mucho del humor zafio y chascarrillos que se podrían esperar. Nada de de eso, el juego tiene las ideas bien amuebladas y las lleva a cabo a la perfección.

Vincent es un tipo cualquiera de 31 años, con novia, un mal trabajo y una vida como la de cualquier otro. Pero un día se cruza en su camino Catherine, una rubia de buen ver y de 21 años, y es aquí donde empiezan los problemas para él. Teniendo novia estable desde hace tiempo, termina despertándose con esta nueva conocida y sin saber cómo ha llegado a esta situación. Y no le va a traer más que dolores de cabeza.

El juego se va a centrar en esta decisión a dos bandas, en qué quiere hacer cada uno y cómo quiere vivir su vida. Durante el juego tenemos la posibilidad de labrar nuestro propio futuro, mediante un sistema de karma y de diálogos con los demás personajes. Según las opciones que vayamos eligiendo y los acciones que tomemos, sucederán unas cosas u otras, y así irá también cambiando nuestra relación con Katherine (novia) y Catherine (desconocida).

Además están teniendo lugar unas misteriosas muertes en la ciudad, todos hombres de una edad parecida a la del protagonista, quien sufre unas extrañas pesadillas cada día. En estos sueños le crecen unos cuernos de carnero y tiene que escalar hacia lo alto de una torre para evitar caer y morir.

Esta parte de escalada es la otra mitad del juego, un rompecabezas en el que tendremos que decidir cómo ir moviendo los bloques para alzarnos hacia la cima. Nosotros miramos por nuestra supervivencia, pero también lo harán otras ovejas que nos encontremos en el recorrido y con las que podremos entablar conversación al final de cada etapa.

Cada noche se divide en varias fases que tendremos que superar para poder lograr despertarnos un día más, normalmente con un nivel especial al final, con un enemigo enorme molestándonos. Todas son de escalada, pero se irán añadiendo piezas especiales nuevas y la dificultad irá aumentando. De hecho el juego tiene varias fases que habrá que repetir un montón de veces para lograr llegar a la cima.

Entre cada partida tendremos un momento de descanso en el que podremos comprar algún objeto que nos ayudará en la siguiente fase o charlar con el resto de carneros que escalan, saber sus inquietudes y darles ánimos (o al contrario) para que no se rindan. Antes de entrar a la siguiente torre entraremos a un confesionario en el que se nos hará una pregunta personal, y que determinará nuestro nivel de karma.

Todo el juego está vivo, a su manera. Cuando no estamos en la cama teniendo pesadillas estaremos en el bar con los amigos, así como con el resto de clientes. Pero no están sólo de adorno, sino que podremos hablar con ellos para hacernos una idea más global de la historia, saber qué problemas tiene cada uno y lo que se les pasa por la cabeza.

Esta parte de conversación es básica e indispensable si queremos disfrutar al máximo del juego. Todo parece muy disperso al principio pero cobra sentido según avanzamos en la trama, y conocer todos los puntos de vista es algo necesario.

Las escenas de vídeo están dibujadas por Studio 4°C y durante el juego se intenta imitar un estilo animado también. Y el resultado es bastante bueno, como comprobaréis cuando juguéis.

Aparte del modo Golden Theatre (el modo «historia») tendremos unos desafíos sueltos a completar, ya sea sólo o con un amigo, así como un modo de juego competitivo, en el que el primero que escale hasta arriba gana. También podremos repetir algún nivel para intentar hacerlo en menos tiempo o con más puntuación.

El juego está doblado (muy bien) al inglés y con subtítulos en castellano, también bastante bien. Se usa el lenguaje adulto que necesita el juego, usado como debe ser, sin caer en tacos gratuitos ni cosas por el estilo. La única pega aquí es que algunos menús no están traducidos, aunque debajo aparezca un cartel con su explicación en castellano.

Catherine ha sido una sorpresa muy grata que no me esperaba para nada. Nos propone una historia de compromiso, infidelidades y conflictos muy bien hilada y con unos giros argumentales que yo al menos no me imaginaba. Es una historia adulta y con sentido, alejada del componente sexual que podrían dar a entender las imágenes promocionales del juego, pero no así del punto pícaro de la chavala rubia. Podríamos decir que es una especie de «elige tu propia aventura», solo que con conflictos morales entre relaciones.

Los puzzles que debemos escalar están muy bien pensados y se complican bastante según llegamos al final. Si os gusta estuarios la cabeza encontraréis un aliciente perfecto en el juego, porque disfrutaréis tanto de ellos como de una historia muy interesante y entretenida.