Dos días de calor, no sentarme en ocho horas y probar juegos es lo que llevo en la gamescom. Hoy seguramente el día haya sido bastante más soso que ayer, pero aun así hay cosas curiosas que merecen comentar.
Vamos allá.
Jueves 16 de agosto.
Hoy era el primer día en el que se le daba permiso al pueblo llano a entrar a la feria, así que os podéis imaginar cómo estaría todo. Por suerte, los guays entrábamos por nuestro propio camino son cola a las 9 y el resto de mortales tenían que esperar a las 10.
Para hacer más tenso el momento en el que pasaba andando al lado de miles de personas paradas que llevan tres horas de cola, decidí llegar a las 9.45. Bueno, en realidad no lo decidí, es que volví a salir tarde.
Pero ahí estaba yo, pasando like a bus bajo la atenta mirada asesina de los allí presentes. Y aprovechando que la feria estaba aún medio vacía, decidí repetir con uno de los primeros juegos de Wii U que probé hace semanas.
Por supuesto me refiero a ZombiU. Iluso de mí pensaba que la demo sería diferente, pero no, era la misma de siempre. Pero aun con esas, más de un sobresalto he tenido. Remarcar que la azafata de Ubi que tenía ahí al lado debería ganar un Razzie por su sobreactuación ante los sustos del juego. La moza se ponía a gritar como loca, como si no viera esos mismos sustos unas cincuenta veces cada día.
Una vez terminé me pasé por el stand de MadCatz, que estaba cerquita, para echar otra partida a Street Fighter. Y ahí estaba Yoshinori Ono, el afeminado productor de la saga. Eso sí, más majo que las pesetas hasta se hizo una foto ahí conmigo. Ya somos friends4ever.
Así que contento y feliz salí para mi cita con Bethesda, justo en la otra punta. Ya habían pasado más de quince minutos desde que llegué, así que, haciendo un símil, se habían abierto las puertas de Mordor. Hoy el día se podría definir como «aglomeración», o como dirían por aquí, «aglomerazionen».
Allí pude probar Dishonored. Y muy bien, oye. Para ser sinceros no había visto nada del juego, pero el que sea más pausado como los RPG occidentales me ha gustado bastante. La verdad es que la demo me ha vendido el juego completamente, sería que estoy en esos días, cuando estoy más receptivo.
También podía haber probado Doom 3, pero prefería dedicar mi tiempo a otras cosas, la verdad. Como a colarme en el stand de Namco Bandai otra vez, para ver si probaba el Ni no Kuni. Pero volvía a estar lleno, así que me tocó sufrir los jodidos combos infinitos de Tekken Tag Tournament 2.
Como odio el juego y además me ganaron (2-1), decidí pasarme por el stand de Koch a chuparles un poco el WiFi. Pero encontré algo mucho mejor:
No sé que hacía ahí en mitad de la nada, pero había un masajeitor que me ha dejado los pies como nuevos. De hecho, será mi nuevo punto de peregrinación cuando no tenga nada que hacer, porque he visto a sus primos mayores, los sillones vibradores. Además se cogía internet desde ahí, así que estaba mejor que en brazos.
Cuando terminé mis veinte minutos de masaje intenté entrar a comer un poco a varios stands, negándome la entrada a todos ellos. Ya temía por mi vida y por la de mi estómago. Después de haber comido tan bien ayer, hoy me tendría que conformar con un sandwich roñoso de lomo del Mercadona, más seco que el chocho de un bacalao.
Con la última gota de energía que tenía en el cuerpo decidí arrastrarme al stand de 2K, a ver si podía entrar y ver algo mientras calmaba el estómago. Y vaya si he podido, NBA2K13, que me ha dejado muy buenas sensaciones, aparte de echarme unas risas viendo al productor insultar a Kinect para que le pitaran una técnica.
Pero lo mejor ha sido al salir de la presentación, cuando el PR español me ha dicho que había que comer mucho azúcar para aguantar bien el día, al tiempo que me daba unas chocolatinas. Me han sentado como a Popeye las espinacas, así que he decidido ir a EA a ver algo que me dejara ayer.
Pero ahí estaba la miembro de la Liga del Mal. Otra vez ella. La misma que ayer me tuvo media hora para entrar aun cuando traía la invitación impresa. Hoy igual, que no entraba, aunque tenía colgado del cuello un pase VIP que me dio ayer el chico de EA (miembro de la Liga del Bien) para que «pudiera entrar sin problemas». Se ve que la de la entrada entendió mal algo y se dedicó a retenerme contra mi voluntad.
Al final entré, diciendo adiós a mi pase VIP. Eso sólo significaba una cosa: era mi última oportunidad de entrar al recinto, una vez que saliera no volvería atrás, así que si quería mirar algo, era ahora o nunca.
Pero como había mucha cola para todo me puse a jugar al FIFA 13 con un señor que pasaba por ahí. Bueno, a jugar no, a humillar. El pobre me daba penilla en algunos momentos. Luego le he mirado la acreditación para saber de qué medio venía y resulta que trabaja en la Volkswagen. No sé que haría ahí, pero era un buen hombre. Además jugaba revanchas, lo cual le convierte en un buen perdedor, algo que valoro.
Una vez terminé con él fui a ver Need for Speed Most Wanted, que viene a ser Burnout Paradise 2. Y muy bien, tanto el modo de un jugador, como un modo multijugador con cinco pruebas a superar, en plan Pentatlón. También enseñó la versión de Vita, pero zero fucks were given.
Salí porque tenía ahora otra cita, pero en mitad del camino ahí estaba él. El señor de Volkswagen, con el mando en la mano y una sonrisa un tanto siniestra en el rosto. Me pidió una última revancha, algo que nunca debería haber aceptado, pero lo hice.
Su mirada ya no era la misma. Ya no era el gordete bonachón que era antes. Ahora era una máquina programada para matar y cobrarse su fría venganza. Y vaya si lo hizo. Debía de ser su hermano gemelo malvado, porque pasó de apenas poder aguantar mis embestidas en otras partidas a cascarme un 3-0 al descanso. Al final conseguí aguantarlo, pero me fui escocido con los tres golitos que me había metido.
Cada vez que metía un gol se reía y me decía «Now we talk». Yo sonreía y me reía de forma nerviosa, como cuando descubres que la oveja era un lobo disfrazado. Momentos de angustia.
La situación era ahora más tensa que nunca. Hambriento, humillado y sin posibilidad de entrar a los stands a devorar comida así por nomacs. Pero entre tanta oscuridad entró un rayo de luz que fue a iluminar el carrito de los Pretzel, también llamados lacitos de pan o manjar de los dioses. Eso calmaría mi hambre. Pero no mi sed, porque tienen sal por fuera.
Como anécdota, al pasar las fotos al ordenador, viendo las vistas previas he pensado que no recordaba haber hecho una foto a un zurullo de perro. Pero no, era el preztel en pequeñito.
Había conseguido calmar un poco la tripa, así que era hora de la cita más dura que tendré en todos los días. Tres horas y media seguidas viendo un montón de juegos.
Empecé con Warface, un shooter online free to play que ha desarrollado Crytek. Pensaba que iba a ser un juego competitivo, pero resulta que es cooperativo. Bastante chulo y con unos gráficos a la altura, algo que es obvio viniendo de quien viene.
Cuando salí de ahí me presentaron unas de las mayores sorpresas de la feria, Lords of Football. Viene a ser una mezcla entre un juego de management y los Sims, pero sin que los personajes vivan sólo para cagar e ir a trabajar. Tendremos que tener contentos a nuestros jugadores, ponerles en cintura, llevarlos de putillas de vez en cuando si el cuerpo se lo pide y tal. Muy, muy chulo. Están buscando un distribuidor que espero encuentren pronto.
Después era turno de RaiderZ, un juego que lo debe estar petando, porque al menos por aquí su stand es enorme y está siempre lleno. Una pena que no lo pudiera probar por falta de tiempo.
Luego pasamos al stand de Sony Online, donde tenían una sala de cine para presentar BulletRun, un shooter multijugador. Como pensaba que era hora de mi momento estelar solté la gran pregunta: «¿Y cuando sale el juego?», obteniendo un «Hace dos semanas» como dolora respuesta.
Había sido humillado, y además por Sony. Mi vida ya no tenía sentido, así que cogí un poco de la comida que sobró de la presentación de MGS4 y me senté en un asiento.
Por suerte ya no quedaba casi nada. Primero Alt-Minds, un juego que vendría a ser como una partida de rol en vivo pero con sucesos paranormales, y para terminar Test Drive Ferrari Legends, el nuevo juego de Slightly Mad Studios. El primero como concepto es muy curioso y el segundo era muy bueno.
Y por fin volvía a estar liberado un poco. Quería haber vuelto al masajeitor, pero por la mañana había quedado en pasarme por Konami, así que cumplí mi palabra. E hice bien, porque pude probar Metal Gear Rising y es bastante la polla.
Ahora ya sí que sí, no tenía nada más que hacer. Lo malo es que era ya casi hora de irse, así que decidí ir a putear un poco más al personal usando mis poderes blogueriles.
Fui al stand de Hitman a poco rato para que empezaran a cerrar, y donde había gente que se había pasado horas haciendo cola. Pero gracias a mi pase VIP pude entrar directamente. Eso sí, con el juego no muy bien porque tenía un framerate horrible y se hacía incómodo a la hora de jugar. Espero que lo arreglen pronto.
¿Tenía tiempo para abusar más de mis poderes? Sí, pero estaba cansado y ya era tarde, así que prefería volver al hotel, que la caminata iba a ser larga y el día había no había sido muy emocionante.
Mañana será mejor, eso seguro, porque podré comer al menos. Además tendré mucho más tiempo libre para ir de aventura por la feria. Así que no os perdáis el capítulo final mañana sobre esta hora.
Por cierto, como apunte final, os dejo con la imagen que me ha enviado mi hermano cuando le he dicho que me he hecho una foto con Ono:
2 comentarios
nmlss · 17/08/2012 a las 11:26
¿Quién quiere una foto con un chinorri cuando puede tener una dedicatoria de El Sevilla? Mi hermana también tiene una con la frase «Besos escocíos» X-D>
Oli · 17/08/2012 a las 13:37
A mi el sevilla me puso «Un saludo de mis partes» y redondeó su huevamen, que es esa foto lo tenía cogío con una mano XD
Que guay la gamescon! te envidio sanamente!. Algún día iré *-* (presentando juegos, wajaja).
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