Doble análisis de Splatoon (Wii U)

En este análisis doble yo me encargaré del modo individual, la campaña de toda la vida. No he jugado demasiado al modo online por unos motivos que comentaré más tarde, pero debo decir que el modo historia de Splatoon me ha enamorado perdidamente y hacía mucho tiempo que no me ilusionaba tanto con algo de Nintendo y que además fuera nuevo. Cuando se anunció el juego parecía que iba a ser un shooter online al que, por lo que sea, añadieron un modo para una persona. Pero no, la sorpresa me la llevé cuando empecé a jugar sus niveles y ver que aquello es un juego por derecho propio.

Lo primero que ves en Splatoon es que el diseño de niveles es maravilloso, llegando a recordar en más de una y más de dos ocasiones a Super Mario Galaxy. El universo subterráneo en el que se desarrolla la aventura está formado por pequeños mundos que a su vez constan de pequeños bloques, plataformas o plazas, por así decirlo, cada uno con su mecánica y sus enemigos que te cambiarán la forma de enfrentarte a cada tramo. Una de las fases más divertidas es una que estaba clarísimamente inspirada en Super Mario 3D World y Galaxy 2, en la que aparentemente no hay suelo o paredes por ninguna parte de ese vacío cielo estrellado, pero a medida que vas disparando tinta ves que las estructuras son invisibles. Y eso da mucho juego, como ir por caminos ultra estrechos que te vas creando tú mismo o ponerte a disparar como un loco a un enemigo y ver que no muere porque hay un muro invisible justo delante de él. Cada nivel está plagado de mecánicas pensadas para divertir, como una especie de cuerdas de tinta por las que vamos de una punta a otra del escenario a modo de transporte, unas válvulas que al ser activadas lanzan un cañonazo de tinta enorme hacia arriba con el que llegar a sitios inaccesibles, pequeñas esponjas cúbicas que cuadriplican su tamaño al impregnarse en tinta nuestra pero encogen con la enemiga, cubos propulsados con hélices, peces globo (literalmente) que explotan y sueltan una cantidad enrome de tinta y mil invenciones geniales más. Y al mismo nivel están los enemigos, con algunos tan adorables como el tampón gigante (tampón de sello, no lo otro que estáis pensando, marranos) que se te lanza encima y deja su triste cara marcada en el suelo, los misiles más lentos del mundo, las duchas con ruedas y muchos tipos de pulpos (snipers, voladores, con escudo…)

Todo este festival del color y la imaginación está conducido por una muy sutil pero entretenida historia que se cuenta mediante pergaminos que debemos buscar en cada nivel. Tampoco es que se necesitara, pero no molesta y además las ilustraciones son geniales y parece que es una de esas historias de las que se sacará mucho material para enfermos mentales que tienen todavía más tiempo libre que yo y se dedican a buscar cualquier gilipollez para hacer contenido absurdo pero entretenido The Game Theorists y demás frikis extremos. Imagino que los fans de Portal 2 se harán pajas con Splatoon por esto mismo, porque también cuenta la historia de refilón y es un no-shooter. ¿Verdad? ¿¿VERDAD?? Y claro, una buena historia necesita un buen enemigo, y Splatoon tiene uno de los más geniales que he visto en un videojuego y me he reído muchísimo con él, tanto por su diseño como por sus métodos. Por desgracia no todo es bueno en el juego y precisamente el jefe final es el que hace que la dificultad del resto de la campaña se resienta, porque los niveles son un pelín demasiado fáciles, pero en ningún momento me llegó a molestar porque estaba embobado mirándolo todo y maravillándome con los escenarios. Otra pega (y esta me parece muy grande) son los jodidos amiibo. Sabéis que no soy precisamente amigo de los amiibo (risas enlatadas) y tener que pasar por caja para hacer las misiones extra me toca los cojones, por decirlo de una forma suave. Además, mi traficante oficial de estos moñegotes, Dunkelheit, detesta Splatoon, con lo que no me los podrá dejar como ya hizo con Mario Kart 8. Puta vida, tete.

Y para finalizar, una pequeña queja, y es que me fastidia que todo el potencial y la genialidad de los niveles del modo campaña no se vea trasladado en el multijugador, porque me hubiera encantado poder jugar en ellos usando las esponjas, los cepillos que borran tinta o unos enemigos de lo más bonico que absorben todo lo que se les ponga por delante (( ͡° ͜ʖ ͡°)) y le darían un extra de hijoputismo a las partidas. Partidas que, por otra parte, he odiado hasta que abrieron el modo «mega pro» para la gente sin vida y los nerdos que se toman los jueguitos como si les fuera la puta vida en ello. Ese tipo de personas le quita toda la diversión a los videojuegos y me sacan de mis casillas, la verdad. Yo juego para divertirme, no para hacer una puta estrategia hitleriana y acabar con el equipo contrario como si fueran…. lo que sea.

A parte de eso, Splatoon es un juego obligado a todo el que quiera disfrutar de algo diferente y nunca visto hasta ahora. Y ya que estamos, pasad por mi blog de dibujo y descargad los posters del juego que he reproducido y que podéis imprimir.

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