Análisis Castlevania Lords of Shadow (Xbox 360)

Día 8 de octubre de 2010: Llega Castlevania Lords of Shadow a mi casa.
Día 17 de noviembre de 2010: Después de agonizar y sufrir en mis carnes su larga duración, me lo termino.

¿Qué ha pasado entre estas dos fechas? Pues, aparte de unos cuantos juegos, un hack’n slash muy vistoso gráficamente y muy espectacular. ¿Es o no es un Castlevania? Para mi gusto, si, sobre todo a partir un poco antes de la mitad del juego. Y aunque a vosotros no os lo parezca, no quiere decir que no sea un juego divertido y muy laaaaaaargo.

Tras el salto tenéis el análisis completo.

El juego nos pone en la piel de Gabriel Belmont, un miembro de la Hermandad de la Luz, un grupo de guerreros que defienden a la gente del mal. Nos encontramos en una Europa del siglo XI, por lo que es el primer Belmont de la historia, al menos de momento. Marie, su mujer se encuentra muerta, lo cual motiva a Gabriel a partir en la búsqueda de la Máscara de Dios, un objeto legendario que al parecer tiene el poder de revivir a los muertos. Aunque para ello tenga que pasar por encima de los Señores de las Sombras.

Por el camino iremos pasando por diferentes escenarios, desde bosques y lagunas, hasta tierras devastadas o antiguos castillos que, sobre todo en vistas exteriores, quitan el hipo. Por supuesto nos encontraremos con diversos aliados y enemigos, y con unos giros de guión algunas veces inesperados, aunque con un final bastante predecible. Aunque eso sí, los que lo terminéis esperad a después de los créditos para ver un vídeo que os dejará bastante descolocados.

Pero bueno, hablando de estas localizaciones hay que ser justos y decir que gráficamente son de lo mejor que podemos ver hoy en día. Todo está muy detallado y se ve francamente bien. Es quizás uno de los puntos fuertes del juego, y es que más de una vez nos quedaremos embobados mirando algún castillo por fuera, porque son ES-PEC-TA-CU-LA-RES. En serio, las fases en las tierras de los vampiros son de lo mejor que he visto, artísticamente hablando, en mucho tiempo. Aunque los bosques tampoco se quedan atrás, solo que son menos espectaculares y dan bastante menos juego.

La historia nos será narrada por medio de lecturas de un libro que va contando nuestras hazañas y pensamientos, como si tuviésemos un observador silencioso siempre detrás, que sabe todo lo que hacemos. Además, para los que les interese saber más de la intrahistoria que existe, nos iremos encontrando diversos pergaminos escritos por antiguos camaradas de nuestra hermandad, ya muertos. Nos cuentan qué vieron, qué pensaban y cae algún que otro consejo, para que aquel hermano que siga sus pasos no acabe con un mismo final.

Y hay que decir que el juego es eterno. No ya por sus 20 horas más o menos que dicen que dura (yo soy de los que explora TODO el escenario, con la consiguiente pérdida de tiempo), sino porque en algún momento se hace tedioso el hacer lo mismo una y otra vez: matar a los mismos enemigos, pasar por escenarios similares… Aunque esto es algo que, afortunadamente, no sucede al final del juego, pero que en los primeros momentos estuvo a punto de hacer que dejara el título de lado. De hecho, me pasé Medal of Honor entre medias, para liberarme de tanto Castlevania.

Destacar también que el juego se mueve muy fluido siempre, no recuerdo ningún bajón de frames, ni siquiera en momentos que luchamos contra muchos enemigos a la vez, o que son muy grandes. Ni bugs, cosa rara en estos días.

Y es que hablando de enemigos, dicen que en la variedad está el gusto, y aquí es algo que sobra. Cada zona tiene sus enemigos característicos y suelen acabar con un jefe final, no necesariamente un Señor de las Sombras. Desde licántropos pardillos a vampiros hipermusculados, de pequeñas mandrágoras hasta enormes titanes. Unos titanes con los que deberemos terminar de una forma similar a Shadow of the Colossus, es decir, aprendiendo su rutina de ataque y escalando a través de ellos, ya que son demasiado grandes como para golpearlos y hacerles algo.

También aparecerán rivales que podremos montar, una vez estén debilitados, como grandes lobos, trolls o arañas. Una vez los hayamos domesticado, nos servirán para alcanzar lugares que sin ellos no podríamos o para liquidar a los enemigos de un plumazo.

El sistema de combate es sencillo a más no poder, lo cual no se si es un gran acierto o la gran lastra del juego. Saltar, golpe fuerte y golpe débil, pudiendo realizar combos y usar varios objetos proyectiles, como dagas o viales de agua bendita. Así a priori parece algo muy normal, pero unido al botón de bloquear/esquivar te conviertes automáticamente en casi invencible, sobre todo si hablamos de enemigos del montón.

Y es que el juego es bastante sencillo, aunque sí que habrá algún jefe final que nos ponga de los nervios y nos mate más de una vez. Pero una vez le coges el tranquillo a atacar, esquivar el ataque enemigo, atacar, esquivar incluso los mayores enemigos se vuelven algo del montón «pero más duros». No os voy a engañar, morí más veces contra el primer Señor de las Sombras que contra el resto de jefes finales juntos. De hecho, no llegué a morir ni una sola vez contra los dos Señores Oscuros restantes, ni contra el jefe final. Sí que lo hice con algún miniboss, en concreto con Doña Urraca (no recuerdo su nombre, pero me dio para el pelo en repetidas ocasiones).

Y si hablamos de enemigos comunes aquí la cosa ya es sangrante. A no ser que sean más de 8000 raramente nos harán algo, y aunque lo sean no iremos a tener muchas complicaciones en acabar con ellos. Con los puntos de experiencia que ganamos al derrotarlos podremos ir comprando combos más poderosos, que nos convertirán en Gabriel Belmont, el terror del medievo.

Sí que hay alguno que para finiquitarlo tendremos que completar algún QTE, pero son tan sumamente sencillos que es como si no hiciéramos nada (generalmente pulsar un botón en el momento justo o machacar uno repetidas veces). Según avanzamos esto se intensifica, pero con secuencias de botones tan fáciles, ya digo que es como si no hiciéramos nada.

Aclaro: todo esto hablando del nivel de dificultad normal y difícil. Sí que hay un nivel Extremo que seguramente sea mucho más difícil (espero), pero que no he tenido el gusto de probar en profundidad.

La música es una música épica, que pega muy bien con todas las partes del juego. No es la música de un Castlevania, pero mola bastante, sobre todo si nos gustan las melodías de las grandes producciones, orquestadas y dando aires de grandeza merecidos al juego. Decir que con el juego me venía un disco con cuatro canciones que he escuchado más de una vez porque son bastante chulas, sobre todo por las voces de coros. Esto unido a los escenarios épicos es todo un orgasmo para los sentidos.

Un punto negativo que el juego no esté doblado al castellano, aunque todos los textos sí que estén traducidos. Habría sido todo un detalle que estuviera en el idioma de Cervantes, más que nada porque los textos en castellano son muy buenos (sobre todo los del libro de ruta). Pero en fin, es algo a lo que nos tenemos que acostrumbrar tristemente.

En definitiva es un juego bastante divertido, muy espectacular y cuidado, aunque en momentos se haga aburrido por la monotonía. Si os lo compráis, no hagáis caso a esto y llegad hasta el final, que es donde mejora todo exponencialmente. Fui muy escéptico al probar la demo, que me cayó como un jarro de agua fría. Pero es la primera partida del juego, y es la peor parte del juego. Jugad a partir de la mitad y disfrutad de un gran juego.

Si os habéis fijado, no he mencionado en ningún momento que el juego esté desarrollado por españoles, lo cual es todo un paso adelante para la industria en España. Pero el juego es el juego, esté hecho aquí o en Singapur, y al analizarlo o jugarlo no he tenido en cuenta en ningún momento que sea un producto de la tierra.