En la Consola Virtual: Super Mario Land

El otro día compré mi primer juego en la Virtual Console de 3DS: Super Mario Land. Casi cualquiera que tuviera Game Boy lo habrá jugado (y la mayoría estrenaría la consola con él y con Tetris), así que no os voy a descubrir nada nuevo.

Pero aun así, voy a hablar un poquillo de lo que me ha parecido después de tantos años sin tocarlo y con el velo de la nostalgia ya fuera.

Antes de nada quería remarcar lo chulo que es el emulador de Game Boy en la 3DS, pudiendo elegir la vista con la consola en 3D (pulsando Select+Start cuando iniciamos el juego), así como el poder poner la imagen en verde y negro (con L+R+Y), como las primeras Game Boy. Me ha parecido un detalle muy curioso.

Y yendo ya al juego, la verdad es que lo recordaba mucho más difícil, y por ello más largo. La de veces que morí de pequeño y lo que me costó terminar el juego, y ahora me lo pasé a la primera en unos 40 minutos más o menos. Sí, el juego es muy corto a nada que se te den bien las plataformas. También ayuda el que se puedan conseguir un montón de vidas extra, ya sea con corazones, monedas o terminando el nivel en la zona superior.

El diseño de los niveles me parece bastante «normalillo», por decirlo de alguna manera. Son todos muy planos y en muchas ocasiones se repiten bastante las mecánicas. Pero aun así, el que tenga variedad, como los niveles del submarino o el avión, es algo que me gusta bastante.

Las físicas en general también son diferentes a otros juegos de Mario y se me hacen un poco raras a veces, sobre todo porque las cosas caen demasiado verticales, sin apenas hacer trayectoria horizontal.

Los gráficos del juego son bastante malos, para qué negarlo, pero por alguna extraña razón tienen un encanto especial que hace que me gusten muchísimo. Al desarrollarse el juego en Sarasaland, lejos de Bowser y compañía, los enemigos son en su mayoría nuevos y es una pena que no se hayan vuelto a usar en más juegos.

Los jefes finales tienen además cada uno su propia mecánica, simple, pero diferente. Y esto es un punto a favor, porque aunque es corto, al menos es variado.

Y dejo para el final lo mejor sin ninguna duda, la música. Qué maravilla, en serio. Ya hablé de ella hace tiempo en un BSO de Videojuegos: Super Mario Land, así que echadle un ojo. Tengo todas las melodías grabadas a fuego en la memoria y recordarlas ha sido todo un placer.

Y qué decir del final del juego, con la nave volando por el cielo mientras pasan los créditos con esta canción de fondo. Menudo ataque de nostalgia en ese momento.

Cuando empecé a escribir esto, tenía intención de hacer hincapié en los defectos del juego, que muchas veces se nos pasan por alto por culpa de la nostalgia. Y los tiene, pero esta pequeña joya, aunque no es perfecta, merece ser jugada por todos.

Un Mario diferente a los demás, el primer juego de Game Boy para muchos y un título que ha conseguido hacerse un hueco en el corazoncito gamer de toda una generación.