Análisis Epic Mickey Mundo Misterioso (Nintendo 3DS)

En mi casa siempre han estado presentes los videojuegos desde que llego un Amstrad CPC 472, hoy ya difunto. Después de eso, se recibió con los brazos abiertos a la Mega Drive de Sega, y con ella pude probar uno de los juegos de mi infancia: Castle of Illusion. Y así empezaba la época de los grandes juegos que se desarrollaron de algunos de los personajes de Disney.

Después de eso, siempre tuve la esperanza de ver una continuación u homenaje a ese gran titulo de Mickey Mouse en las siguientes generaciones. Y se suponía que ese iba a ser Epic Mickey Mundo Misterioso, juego para Nintendo 3DS. Solo me quedaba probarlo y comprobar por mi mismo si sería capaz de estar a la altura.

Desde un principio ya te das cuenta de que el homenaje es muy claro: la bruja Mizrabel vuelve a secuestrar a Minnie (con el añadido que también se lleva por delante a otros tantos personajes Disney); el «salto culón» está presente; algunas melodías son las antiguas pero algo mas modernizadas; el primer enemigo que vemos es el mismo que en Castle of Illusion, una seta/champiñon; etc…

Podría seguir nombrando ejemplos para que veáis que se han esforzado en intentar despertar la nostalgia de los jugadores veteranos, pero ya basta, pues la base fundamental del juego reside en que, precisamente, es un Epic Mickey. ¿Esto qué quiere decir? Que casi todo el peso de la jugabilidad recae en el pincel mágico, pudiendo así conseguir una mezcla perfecta entre un plataformas añejo y una jugabilidad algo mas compleja, moderna, original, o como queráis llamarla.

Así pues, a simple vista tenemos lo que podemos observar en los primeros compases de la historia: plataformeo puro y dibujar objetos (o eliminarlos) con el stylus, haciendo uso de las dos pantallas que ofrece Nintendo 3DS, la superior para controlar al ratón y la inferior para ver el contorno del mapa dónde estamos y si hay objetos que dibujar o disolver. ¿Suena bien, verdad? Pues no, y es que el principal problema de este Epic Mickey MM, reside precisamente en que esta mezcla se vuelve un autentico sopor, por culpa del pincel mágico que ya de por si es limitado (lo de tirar bolas de pintura no lo contamos), pues solo tiene dos posibilidades, y las dos son tan básicas como monótonas: dibujar y disolver.

El primero se basa en repasar contornos de objetos para que aparezcan en la pantalla superior. Una lástima que tengamos que hacer lo mismo cada medio minuto mas o menos. Eso sí, hay que repasarlas bien para que duren mas o tengan alguna mejora, pero como hacerlo mal es absolutamente imposible (tenéis un serio problema si no lo hacéis bien), no hace falta ni ir con cuidado. El segundo, disolver, es simplemente frotar como un desgraciado el stylus en la pantalla, como si de un borrador se tratara, para eliminar toda la silueta del objeto que queremos que desaparezca en la pantalla superior.

Siempre he creído que abusar en exceso de ciertas mecánicas que implemente un juego es una mala idea. Aun así, a veces se hacen soportables, pero otras no. Y este, no es el caso, pues como ya digo, el hecho de tener que pararnos cada 20 pasos a dibujar (que encima tampoco hay mucha variedad) o disolver algo, corta de raíz todo el ritmo del juego, siendo un continuo bache a toda la diversión que podría ofrecer el titulo si no se le hubiera dando tanto protagonismo al pincel mágico. Una mala idea que frustra al jugador (a mí, al menos) y que repercute negativamente.

Por si esto no fuera poco, el juego se podría tildar de corto, pero por desgracia es lo siguiente a ello. Sin entretenerte demasiado en las misiones secundarias (mas adelante hablaremos de ellas), se puede completar, perfectamente, en unas 5 horas aproximadamente. Y es que 3 mundos, con 4 fases cada uno y su respectivo jefe final, se antoja pobre. Sin embargo, y visto lo visto, casi se podría tildar de acierto, pues algo más largo se hubiera hecho muy cuesta arriba para el jugador.

Al tema de la duración tampoco ayuda el hecho de que el juego sea insultantemente fácil. Y la prueba está en que durante las 7 horas que me duro a mi (porque yo sí me entretuve) no he muerto mas de diez veces, concretamente, solo siete. Y no es que yo sea un excelente jugador, pero Epic Mickey MM no supone un reto en ningún momento, ni con sus diversas fases ni con sus jefes finales.

Ahora bien, si lo vuestro es exprimir todo lo que pasa por vuestras consolas, aquí como alternativa se ofrece la posibilidad de rescatar a numerosos personajes del universo Disney. Solo debemos encontrarlos mediante la exploración o, en menor medida, dibujando su silueta, que aunque son las mas difíciles de hacer, hacerlo mal es imposible como he comentado con anterioridad. Una vez rescatados, los encontraremos en nuestra fortaleza donde nos ofrecerán misiones secundarias. Misiones que como otros elementos del juego, resultan un tedio. Desde encontrar a las parejas de otros personajes (Abu, Bella, etc…), buscar objetos o simplemente hablar con otros personajes para que te den lo necesario. El típico chico de los recados, pero sin pizca de gracia.

Todo esto resultaría mas llevadero si no tuviéramos que repetir los niveles una y otra vez. Sin embargo, aguantas porque muchas veces las recompensas son mejoras para nuestro personaje o dinero para comprarlas en las tiendas. Pero todo tiene un límite, como mi paciencia, así que termine desistiendo.

Pero no todo es malo por suerte. Lo primero que llama la atención de Epic Mickey es su cuidada factura técnica. Escenarios muy cuidados, trabajados, llenos de color y recreados perfectamente de las historias de Disney, hacen que para gente que hemos crecido con algunas de estas películas nos invada un poquito la nostalgia de nuevo. Una lástima, sin embargo, que solo podamos encontrar tres mundos, pues me he quedado con muchas ganas de ver otros escenarios emblemáticos, como el de “El Rey León” por ejemplo. Además, todo esto es acompañado por una banda sonora muy destacable, en parte gracias al reciclaje de algunas melodías de Castle of Illusion, pero aun así digna de mención. Todo esto lo convertiría en un plataformas digno, si no fuera porque no te dejan disfrutarlo.

Es curioso que hace unos días estuviera leyendo una pequeña conversación ajena de “juego que te pasas por cojones”, esos que son demasiados largos, aburridos o directamente malos y aun así te los terminas. Lamentablemente me acorde de Epic Mickey Mundo Misterioso, del alivio que me supuso llegar al final y de la decepción que sentí. No es largo ni se puede tildar de malo, pero sí de mediocre y aburrido. Mucho. Y todo por lo que para mí son unas malas decisiones en el desarrollo. De hecho, mentiría si dijera que no he meditado poner aquí abajo un gran 4 y quedarme tan a gusto por el mero hecho de haberme defraudado tanto, y sin embargo, no sé por qué no se lo pongo. Quizás sea esa maldita nostalgia que me levanta el juego.