Análisis Dragon’s Crown (PS3)

Si algo es sabido es que Vanillaware sabe hacer juegos con un aire clásico que nos tiene enamorados a muchos, no solo por sus mecánicas de juego, si no también por la ambientación, la historia, y en general por todo lo que envuelve los juegos que hacen.

Con Dragon’s Crown querían que reviviéramos esos beat’em up más clásicos, pero con un lavado de cara que nos ofreciera nuevos retos y nuevas experiencias.

La historia es simple pero a la vez tiene una profundidad que iremos descubriendo a medida que jugamos. Como mercenario nos buscamos la vida derrotando monstruos, saqueando mazmorras y buscando tesoros. En nuestras aventuras nos encontraremos con un ladronzuelo que nos hará de ganzúa, una relación que nos beneficia a ambos, nosotros nos encargamos de los monstruos, él de las cerraduras. De ese modo, empezaremos a aceptar misiones que nos ayudarán a hacernos más poderosos y famosos, y a ayudar a un reino que tiene más problemas de los que aparenta. Todo en torno a la Corona del Dragón, un objeto que las leyendas dicen que te permite controlar a los dragones.

El juego tiene unas mecánicas de juego muy clásicas, y la verdad es que son su gran baza. Tenemos por un lado un maravilloso sistema de beat’em up de scroll lateral con profundidad, como un Golden Axe o un Castle Crashers. Podremos ir encadenando combos y habilidades, según el personaje que llevemos. Éstos los podremos «comprar» con putos de habilidad que obtendremos al subir de nivel al completar misiones. Éste no es el único componente de RPG, ya que podremos equipar a nuestro personaje con los objetos que vayamos encontrando en nuestras aventuras, ya sean armas, armaduras o accesorios, cada uno con sus propiedades. Gracias a eso podremos ir mejorando nuestro personaje, como en cualquier RPG, y afrontar nuevas batallas contra monstruos cada vez más poderosos.

Pero no termina ahí el tema. Además, durante nuestras aventuras, nos encontraremos los restos de otros aventureros, que podremos resucitar y reclutar más tarde para que nos ayuden. Si jugamos solos, es una buena manera de completar misiones complicadas o de nivel alto. La IA no destaca por ser inteligente, pero siempre es mejor que nada.

El juego se controla bastante bien con el mando de PS3 (mando que yo odio profundamente, pero no viene al caso), controlaremos la dirección con el joystick izquierdo y el inventario con el pad digital. Lo que no me gusta es usar el joystick derecho cual cursor de ordenador para «navegar» por el escenario, ya sea en busca de secretos o para dar ordenes al ladronzuelo. Me parece algo que corta bastante un control muy fluido.

Es extraño, de lo que más se habló de este juego es de su apartado gráfico, de la gran pechonalidad de una de sus protagonistas. Pero a pesar de ello el juego es sublime en su apartado gráfico. Unos maravillosos entornos que nos situarán en un mundo de fantasía excepcional y único, con un nivel de detalle asombroso y un cuidado excelente en todas las zonas que visitemos.

Los diseños de los personajes, aunque grotescos en algunos casos por temas de proporciones, también le dan un toque de identidad al juego y dándole personalidad a la historia. Caballeros de enorme armadura y cabeza pequeña o mujeres de enormes muslos y músculos marcados son solo algunos ejemplos de esto. Si queréis un personaje de proporciones normales, siempre podéis usar a la elfa, que es lo que hice yo.

Alabar también un punto que poca gente tiene en cuenta. Aunque el juego está en la lengua de Shakespeare a mi me ha encantado como te cuenta la historia el narrador, que consigue meterte en la historia mientras estás hablando con alguien o cuando te dan una simple misión. Cada vez que ese hombre empieza a hablar, contienes la respiración para no perderte una palabra.

Un juego obligado para aquellos a quienes gusta el género. Una gozada tanto solo como acompañado, una experiencia que te permite ir mejorando tu personaje, ir evolucionando e ir descubriendo nuevas y más misteriosas historias.

Personalmente esperaba mucho del juego y no me ha decepcionado en absoluto. Una jugabilidad clásica que me ha enamorado con un nivel artístico de lo más cuidado. Si que es verdad que me parece un fallo el diseño de personajes, aunque eso ha hecho popular al juego.