Los ninjas futuristas machaca-soviéticos (Striders para abreviar) de Capcom han regresado tras un puñado de años en el olvido. Lo han hecho para llenar de lucecitas de neon nuestras pantallas, hacernos trepar y dar saltos acrobáticos todo el día y convertirse en una de las primeras joyas de este 2014, gracias al buen hacer de Double Helix.
Strider es un juego de acción y plataformas de movimiento lateral con gráficos tridimensionales. La mecánica es muy simple; avanza matando (o esquivando) a todos los masillas y robots que te ataquen desde todas partes.
El comienzo del juego es muy, muy flojo. Aparecemos en el mapa (tras una secuencia inicial de unos 4 segundos) con nuestra espada más sencilla y sin ningún tipo de habilidad. Llegaremos hasta el primer jefe pulsando el joystick hacia la derecha y, en ocasiones, el botón de atacar. Pero cuando derrotemos a dicho jefe, obtendremos el primer poder y el camino hacia el segundo será un poquito más divertido. Para cuando derrotemos al segundo jefe el juego ya estaremos enganchados a la mecánica de juego.
La cantidad de jefes y subjefes es bastante elevada y están muy bien posicionados para romper la rutina de avanzar sin más. Las partes de plataformas están también muy bien integradas durante toda la aventura (al fin y al cabo llevamos a un ninja), con sus típicos láser y zonas eléctricas para dificultarnos el camino y obligarnos a hacer malabarismos.
El arma principal del juego es nuestra espada, que irá obteniendo distintos poderes. Por ejemplo el poder inicial (rojo) podrá mejorarse para rebotar los disparos enemigos. El amarillo (mi preferido) puede causar quemaduras que dañan al afectado mientras nos cebamos con el resto. Podremos seleccionar rápidamente entre los cuatro poderes con la cruceta, y la «bufanda» del Strider se pondrá del color del mismo para indicarlo de una forma intuitiva.
Avanzando desbloquearemos la habilidad de arrojar Kunais que, desbloqueando la mejora correspondiente, podremos ligar al poder de nuestra espada haciendo que las amarillas exploten o las azules congelen a los enemigos, por ejemplo.
El otro objeto de combate desbloqueable son los «Option», poderes especiales que invocan artefactos (como un fénix que atraviesa la pantalla) para ayudarnos en combate y para acceder a nuevos emplazamientos. Tanto los Kunais como los Option tienen su uso limitado por nuestra barra de energía.
La variedad de enemigos no está nada mal. Los soldados básicos aparecerán con habilidades similares a los cuatro poderes que podemos conseguir (algunos disparan granadas, otros ráfagas de plasma, otros cohetes…), algunos soldados llevan un escudo especial que sólo podremos destruir atacando con el poder correspondiente. También hay unos cuantos tipos de robots voladores-tocapelotas, un par de robots gordotes, bichos con caparazón duro que trepan por las paredes y alguna cosilla más.
El apartado técnico del juego no es nada espectacular. En los escenarios más avanzados, y cuando vayamos dominando todas las habilidades, sí que se llenará la pantalla de disparos de neon bastante bonitos, pero más allá de eso encontraremos modelados pobres (que en el juego normal apenas se notan, pero cuando la cámara enfoca de cerca en las cinemáticas quedan muy cutres). Aunque lo importante en este tipo de juegos es que no haya bajadas de frames que corten la fluidez, y en la versión de Xbox One y PS4 se cumple sobradamente con sus 60FPS.
La música de fondo personalmente me recuerda a una versión maquinera del Tetris, aunque cumple su cometido perfectamente. Debo hacer mención a los cuadros de diálogo que tiene el juego, que ocupan media pantalla y en alguna ocasión te dejan vendido a los enemigos.
Aunque la aventura principal puede pasarse en menos de 4 horas si vas directo, como bien indica uno de los logros, lo normal serían unas 6 o 7 horas (en mi caso unas 8 horas al 92%). Aparte tenemos dos modos de juego extra; Carreras de baliza, donde tendremos que pasar por ciertos puntos del mapa en el menor tiempo posible, y un modo de supervivencia contra oleadas de enemigos.
Uno de los grandes aciertos de esta entrega es haber adquirido el estilo «metroidvania»: podemos movernos por el mapeado libremente pero encontraremos caminos inaccesibles hasta que encontremos determinado objeto avanzando en la aventura principal.
Gracias a este formato, los mapas estarán repletos de objetos para coleccionar. Lo principal son las mejoras, que nos darán más vida, energía, mayor número de kunais o incluso poderes secundarios para algunas habilidades. Aunque podremos ver su localización en el mapa, para algunas será necesario regresar cuando tengamos cierto poder.
Tenemos una especie de cubos con letras que desbloquearan un montón de arte del juego (escenarios, enemigos y demás) o nuevos niveles para el modo extra «carreras de balizas».
También podremos encontrar una docena de trajes (que básicamente son variaciones de color) en honor a otros Striders que murieron intentando completar nuestra misión. Tanto los cubos como los trajes serán bastante difíciles de encontrar.
Strider es una maravilla. Aunque empieza mal, no tarda en convertirse en un juego muy adictivo y repleto de secretos. Puede que sea demasiado sencillo, pero si se quiere un verdadero reto siempre se puede poner el máximo nivel de dificultad y no aumentar mucho la salud. La duración es correcta para no llegar a aburrir repitiendo zonas, aunque se hubiese agradecido un poco más para explotar los últimos poderes que recibes. También hubiese sido interesante tener algo más de historia, o si la consideraban irrelevante que la hubiesen quitado del todo.
En resumen, merece de sobra los 15€ que cuesta.
2 comentarios
Momin · 03/03/2014 a las 23:07
Lo mismo otro día cambio de opinión, pero de momento me está pareciendo muy normalito.
NeoDrakko · 04/03/2014 a las 15:42
Yo ya digo que el juego va de menos a más, siendo el principio una basurilla. Sobre gustos no hay nada escrito, claro, pero a mi en cuanto desbloqueé algunos poderes y empecé a hacer buenas combinaciones me gustó mucho. De los «metroidvania» que más me han gustado, sobretodo por tener un ritmo de juego rápido.
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