Análisis Plants vs. Zombies Garden Warfare (Xbox One)

En el E3 del 2013 EA sorprendía en su conferencia sacándose de la manga un shooter en tercera persona basado en la franquicia de estrategia Plants vs Zombies, disponible hasta en tostadoras.

Para mi fue el gran anuncio del evento; un juego que mezclaba uno de mis géneros favoritos con una paleta de colores muy lejana a la habitual en estos tiempos y un diseño muy simpático. Así que he ido contando los días hasta poder tener entre manos este Plants vs. Zombies Garden Warfare, y sin duda ha cumplido mis expectativas.

Garden Warfare es un juego simple y bonito. Tenemos 5 tipos de plantas y zombies que seleccionar, cada uno con 3 habilidades únicas y un tipo de arma distinta. Por ejemplo, con el cactus podemos lanzar un drone para disparar desde las alturas o un mini-zombie explosivo con el All-Star. También podemos desbloquear diferentes aspectos para esos mismos personajes, cada uno con atributos propios (como congelar a los enemigos siendo una planta de hielo).

Una de las críticas que he leído con frecuencia es que el juego está descompensado en favor de las plantas, y por experiencia propia puedo decir que esto no es cierto. Ambos equipos están muy equilibrados, el problema es que si todos los jugadores cogen al mismo tipo de zombie te las vas a ver canutas. De hecho, cada personaje tiene una característica diseñada para contrastar con el rival como la bomba sónica del ingeniero, que corta el avance subterráneo de la planta carnívora. La sensación es que cada personaje es un mundo y en cierto modo recuerda al mecanismo de piedra-papel-tijera.

En Garden Warfare no hay experiencia, en su lugar han implementado un sistema de retos que sirve tanto para subir el nivel del personaje como el del jugador. Los retos suelen ser del tipo de derrotar enemigos con cierta habilidad específica, revivir compañeros, etcétera. Cuanto más alto sea el nivel del personaje los retos serán más difíciles y aumentará el número necesario para subir al siguiente nivel. Estas subidas nos darán sobres de cartas especiales de ese personaje, no alteran “atributos”.

Las cartas son uno de los factores claves del juego. Con el dinero que ganemos realizando acciones, podremos comprar sobres con cartas aleatorias que nos darán objetos consumibles (para invocar plantas o zombies), mejoras y apariencias para el arma del personaje, aspectos alternativos y cientos de objetos para personalizar. La variedad de cartas por conseguir es increíble. Los sobres se venden desde el más básico, que por 1.000 monedas nos dará objetos consumibles, hasta uno que por 40.000 nos garantiza aspectos alternativos.

Uno de los aspectos polémicos del juego es que aunque de salida no incluya ningún micropago, ya han anunciado que antes o después van a llegar. Sin embargo, el sistema económico del juego funciona bastante bien. De media, en una partida rápida de muerte por equipos se consiguen al menos 1.000 monedas. Aunque es evidente que se tardaría muchísimo en desbloquearlo todo por la inmensa variedad, el ritmo al que se va desbloqueando resulta adictivo y nada frustrante.

El juego incluye 3 modos de juego:

“Garden Ops” vendría a ser una adaptación del juego original donde oleadas de zombies intentarán destrozar nuestra base. Las primeras rondas son muy sencillas, pero en las últimas vas a sudar sangre si en tu equipo hay algún manco. Es un modo bastante divertido para jugar con amigos, si te gustan las Hordas de Gears of War este te gustará.

En “Derrota por equipos” el primero en llegar a 50 bajas gana. Cuando te matan un compañero podría revivirte para que esa baja no contase (salvo que te coma una planta carnívora). Aquí la victoria depende tanto de saber matar como de revivir, cosa que muchos jugadores parecen obviar. Es mi opción de juego favorita, las partidas son muy rápidas y dan una buena relación de monedas por minuto.

El modo estrella es “Jardines y Cementerios”, donde las plantas defienden hasta 7 bases del asedio de los zombies (cuando capturan una, pasan a la siguiente). Hay un límite de tiempo para capturar cada base, y si las plantas consiguen defender la primera la partida será cortita, pero si se llega a la última (donde será necesario que los minion zombies entren a un edificio) la partida puede alargarse bastante. Al durar tanto se gana muchísimo dinero por partida y es ideal para cumplir algunos retos avanzados de los personajes, pero puede hacerse muy pesado.

En el apartado técnico tenemos unos personajes muy, muy bonitos y mucha estabilidad en la imagen: aún con 20 personajes más minions en pantalla no he notado bajadas de frames en la versión de Xbox One. Las animaciones son muy molonas y el nivel de detalle y absurdez de algunos objetos es genial.

Algunos mapas son enormes, pero por un lado se echa en falta algo más de destrucción en los escenarios (básicamente por ser la seña de identidad del motor gráfico, el Frostbite 3 de Battlefield 4) y por otro los colores empleados son muy suaves, bastante más apagados de lo que prometían las imágenes promocionales. Puede ser para favorecer la visibilidad de los jugadores, pero los tonos pastel le hacen perder un poco su seña de identidad.

Uno de los mayores puntos negros es que pese a que el juego incluye unos 10 mapas, cantidad razonable, estos están divididos en exclusiva para cada modo de juego. Que sólo haya 5 disponibles en Derrota por Equipo hace las sesiones bastante repetitivas, y no ayuda en absoluto que se tengan que jugar dos partidas seguidas en cada mapa, una como planta y otra como zombie.

Plants vs. Zombies Garden Warfare es un juego amable, divertido y con una cantidad de contenido desbloqueable para volverse loco. Se echa en falta algún modo de juego más (un capturar la bandera YA, por amor del fósil Helix) y un mayor número de mapas, pero la promesa de que tiene DLC´s gratuitos planificados durante un año es muy alentadora. Aún así y aunque el juego merezca mucho la pena, hasta que esa promesa se cumpla los 40€ que cuesta en One me parecen un poco inflados.