Mi reencuentro con Bayonetta

La salida de Bayonetta 2 me ha servido, entre otras cosas, para encontrarme de nuevo con Bayonetta (o «el juego pervertido», como lo llama mi novia) en mi camino. Me refiero al primer juego, gracias al pack doble. Ya lo había jugado pero viniendo junto con la secuela pues lo suyo era rejugarlo para luego ver en qué mejora la segunda parte.

No pretendo analizar el juego, eso ya lo haré con la segunda parte, sino hablar un poco de cómo ha sido volver a un juego que ya conocía y que trae unas novedades más cosméticas que sustanciales. Y ya os digo de entrada que los trajes nintenderos me han parecido tan feos que tras contraer ébola jugando con Daisy no les he vuelto a tocar.

Hay un mínimo spoiler pero no estropea nada de la historia, pero yo aviso.

Hay cosas que se pueden discutir, pero que Bayonetta es el cenit de los juegos de acción no creo que esté abierto a debate, al menos para mí. Desde el primer momento ya nos enseña el humor y la seriedad de la que se va a hacer gala durante las próximas horas, y según vas avanzando se vuelve todo más loco y con menos sentido. No es ya sólo que mejores tus habilidades de combate, que también, sino que las situaciones que se dan y el cómo se resuelven cada vez parece más salido de la mente de un genio. O de un enfermo.

Ayer jugando bromeaba con mis amigos sobre esto e imitando a un desarrollador de Platinum dije algo como «no te líes explicando esto, tú pon muchas cosas molonas y hostias, eso lo arregla todo». Y la verdad, no creo que andara tan desencaminado. El punto álgido de esto para mí es ese momento en el que le enseñas el dedo a un enemigo para acto seguido clavarlo en una moto y usarlo de llaves para arrancarla y empezar a matar coches.

Segundo 20

Pero esto no me parece malo, todo lo contrario. Creo que esta es la gracia del juego más allá de su gameplay prácticamente perfecto. Sin este humor absurdo, sin estas flipadas cada dos segundos, sin las insinuaciones cada vez más descaradas, Bayonetta no sería Bayonetta. Uno de los motivos por los que rejugarlo era precisamente volver a vivir todas esas escenas tan estúpidas que son geniales.

El otro, por supuesto, es el gameplay. El sistema de combate es lo mejor que hay y una vez desbloqueamos todas las técnicas luchar hasta da gusto. Algunos enemigos son un poco dolor de huevos (Gracious & Glorious) pero aunque lo sean y te puedan matar mil veces no pasa nada, se repite y se disfruta de nuevo. Es un juego que requiere habilidad y sabe recompensar a quien la tiene.

El que tenga tal cantidad de combos y que siempre (si sabes) resuelvas la situación de la forma más espectacular es un premio casi instantáneo que te van dando todo el rato en el juego, como pequeños caramelos por haber hecho algo bien. Kamiya hazme tu perra. Y funciona, porque al final te motivas para mejorar tu técnica y pasar a un nivel todavía mejor de juego.

También tiene sus puntos débiles, claro, como el capítulo basado en Afterburner, que no es sólo largo, sino también un cortarrollos, o la infinita Route 666 pero se le perdona por ser momentos puntuales y por inmediatamente después ser remediados.

Es un poco triste que juegos así ya apenas existan si Nintendo no se mete por medio. Ha resucitado Bayonetta 2 y va a hacer lo mismo con Devil’s Third, otro juego que parece bien loco. Capcom decidió darle Devil May Cry a un estudio mediocre y lo de Tecmo con Ninja Gaiden es para darles de comer aparte. Si lo otro que queda es God of War, que Jubileus nos coja confesados.

Creo que pocas cosas me gustarían tanto como que los hack’n slash volvieran a ser un género fuerte, el volver a ese tiempo en el que la salida de un juego así le importaba a alguien más que a cuatro gatos. Sin duda es uno de los géneros que más sufrieron con la caída de la clase media de los juegos, aquellos que no son ni indies ni producciones multimillonarias, una de las mayores tragedias de la industria sin duda. O juegas a Shooter AAA #4791 o a un indie que mueve tu calculadora, no hay término medio.

Ahora mismo sólo Platinum sigue sacando regularmente juegos del estilo y habrá que ver cuales son sus siguientes proyectos ahora que han acabado con todo lo pendiente. Está Scalebound para Xbox One que me da un poco de mala espina por las declaraciones que se han hecho sobre él y casi seguro Metal Gear Rising 2: Ahora Sí Os Dejamos Más De Un año Para Hacerlo. Algo más harán, así que a ver si se anuncia pronto.

Ahora lo que es toca seguir con la segunda parte y ganas no me faltan. Con otras sagas pasarme un juego y ponerme con el siguiente me suele dar bastante pereza, sobre todo si son similares, pero aquí no. Siempre estoy dispuesto a más hack’n slash si son buenos. Y como parece que sólo Platinum cumple hoy en día, vamos a aprovechar.

Ya os contaré qué tal.