Cuando empiezas Shovel Knight tienes claro algo desde el segundo uno: es un juego hecho por y para fans nostálgicos de los clásicos retro de NES. Un ejercicio total de traer a la actualidad todo lo que daba de sí la consola de Nintendo y hacernos esbozar una sonrisa a los que en su día disfrutábamos de joyas como Contra, Bionic Commando, Metroid, Megaman o Castlevania. Si queréis saber más sobre las aventuras del guerrero de la pala, seguid leyendo.
Algo que siempre he echado de menos en los juegos actuales y que antaño era norma, es no entretener al jugador con tutoriales. Te echan al mundo del héroe que encarnas y te dicen «Venga, a matar bichos» mientras te haces con unos controles muy sencillos pero efectivos que dominarás en dos minutos pero costará manejar a la perfección. Son detalles que ya no se ven tanto hoy en día, donde los desarrolladores prefieren ponerte a unos enemigos un poco subnormalitos con una diana en la cabeza diciendo «Aquí, aquí, mátame, pulsa el botón de disparo y automáticamente ganarás la partida».
Como en los mejores juegos de los 80, nuestro intrépido aventurero comenzará sus andanzas con algo tan simple como la pala que le da nombre, para ir poco a poco aumentando su arsenal con objetos que, si bien no son imprescindibles, sí nos harán las cosas mucho más fáciles, como una espada que nos hará volar hacia delante durante un momento, una barita palito que lanza fuego, una especie de monociclo mecánico para pasar por encima de los mortales pinchos, cuernos vikingos para eliminar a todos los enemigos en pantalla, etc. etc. Todos estos objetos consumirán un poco de magia, cuyo medidor podemos aumentar hasta 100 (gracias a una hechicera un poco judía) y realmente cambiarán nuestra manera de jugar, ya que uno no ataca igual a un enemigo descomunal como un rey vikingo que lleva una pala gigante cuando puede atacar lanzando bolas de fuego desde la distancia que cuando tiene que ir con su humilde pala a darle garrotazos. O no saltas con la misma confianza si sabes que un mínimo error acabará con nuestro botín que cuando tienes el comodín de la espada voladora. Los objetos son esa pequeña ventaja que nos dan por llegar a lugares secretos.
Y es que Shovel Knight es un juego difícil. No tanto como pensaba, ya que algunos lo describían casi como un IWBTG en 8bits, pero aún así tiene algunas partes en las que debemos ir con pies de plomo y saltar una décima de segundo más tarde supone una pérdida de dinero y tiempo considerable. Especialmente en la fase del barco volador, en la que llegados a un punto tenemos que avanzar saltando con la pala sobre bolas de cañón mientras el viento empuja en dirección contraria y esquivamos medusas voladoras. Parece fácil, ¿eh? Pues no. Pero también depende mucho de qué armadura escojamos, porque no es lo mismo hacer esto con una que hace andar a Shovel Knight con pies de mantequilla que con otra que evita el retroceso del daño que tantas veces hace que caiga al vacío.
Por supuesto, todo está envuelto en una estética ochentera perfectamente recreada, que a más de uno engañaría si no supiera de qué año es el juego. Tanto los gráficos como la música chiptune son un homenaje a los 8 bits que harían las delicias de Rigby y Mordecai. Pero no es oro todo lo que reluce en Shovel Knight, por desgracia. Sí, han sabido captar a la perfección la esencia de un juego de NES o Master System, ¿pero ofrece realmente algo que no hayamos visto ya en muchas otras ocasiones? Por desgracia no. Parece que centraron todos sus esfuerzos en el apartado estético y por el camino se olvidaron de darle algo más de carisma o identidad, porque aunque he disfrutado de la aventura y en algunos momentos he visto detalles brillantes como las animaciones o diseños de los jefes finales, me parecía que todo se quedaba a medias. Necesitaba ver algo que me dijera «esto es un juego que capta todo lo que te gustaba de los clásicos adaptándolo a 2014».
Me recuerda a la película The Artist (que por cierto no he visto…), con la que las críticas se dividían diciendo que era un maravilloso ejercicio de recreación de una película muda y otros echándole en cara que su único mérito era ese, tirar de nostalgia. Para mí Shovel Knight no es un mal juego, en absoluto, pero sí creo que hoy en día no me dice mucho más allá de que la gente de Yacht Club Games son unos grandísimos artistas y conocen los clásicos como si los hubieran hecho ellos mismos.
Al final, Shovel Knight se me ha quedado como una bonita experiencia visual y sonoramente, pero que podría haber jugado en un emulador y tal vez no me hubiera parecido la obra maestra que muchos dicen. Para juzgar a Shovel Knight hay que ponerlo junto a sus «contemporáneos» y ver qué ofrece realmente. Y, como digo, no es tanto como la nostalgia ha hecho creer a otros.
La cabecera es obra de IgnisDrakos, echadle un vistazo a su perfil en deviantArt si os ha gustado.
4 comentarios
DevilUkelele · 14/11/2014 a las 19:36
Yo me lo he terminé hace relativamente poco, y la verdad que el tema del oro me pareció una chorrada llegados a un punto, porque sobra de todas partes. Tampoco es estupendo el tema de que cada nivel tenga como 6 guardados (que se me hacen excesivos).
Pero el juego es bastante entretenido, si a alguien le gustan las plataformas y lo ve algo rebajado es buena compra, a mi parecer.
La banda sonora es coca rica.
Whar · 14/11/2014 a las 21:52
«una barita que lanza fuego» buah)
Mis hogos.
Por lo demás, el juego es un amor waoo)
nmlss · 15/11/2014 a las 3:08
@Whar
Arreglado. Las faltas ortográficas de b/v se las podéis echar en cara a mi educación escolar catalana.
Topofarmer · 15/11/2014 a las 3:21
@nmlss
El baquilla, alegre vandolero.
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