Declarado ilegal en más de 20 países.
Hola a todos. Me llamo Alejandro y soy un runfactórico. Vengo a contar mi historia sobre este juego y mi desintoxicación. Más información después del salto.
Quién lo iba a decir. Cuando toda esperanza se había perdido tras el cierre de Neverland, Rune Factory 4 llega a Europa en formato digital. Y por ello recibimos el juego ilusionados y con los brazos abiertos. Agradecemos tanto a MarvelousAQL como XSEED el trabajo que han dedicado para el lanzamiento europeo.
Para los más despistados, Rune Factory es una franquicia spinoff (sí, me gusta mucho decir la palabra) de Harvest Moon, que consiste básicamente en sacar a flote una granja con todo lo que ello requiere: cultivar frutas y hortalizas, cuidar animales, crear productos de manera artesanal, y de paso casarte con alguna moza de la villa. Pero Rune Factory entra en escena con un factor determinante: hay un sistema de combate RPG-acción. Esto lo cambia todo. Además de llevar la granja, alguien de ahí arriba te manda una serie de tareas y tienes que aventurarte en tenebrosos bosques, mansiones y mazmorras con la ayuda de tus animales de granja, amigos del pueblo y armas creadas con tu sudor y lágrimas.
El factor arrollador de Rune Factory es que es muy variado en todos sus aspectos. No puedo resaltarlo más.
Tras elegir el género de tu personaje, la historia comienza de manera extraña en una aeronave, una lucha y con la/el protagonista tirada/o por la borda, cae sobre un dragón verde y… ¡tragedia! nuestro personaje tiene amnesia. Pero pronto tomaremos el control del personaje y correremos a nuestro antojo. En el pueblo hay muchos personajes y variadas actividades que hacer: puedes ir a hablar con los lugareños, comprar semillas, recuperar tu salud en el balneario o el médico, ligar con las jovencitas, declararle tu amor secreto a los jovencitos o incluso entrar «por accidente» al vestidor de las chicas. Si te cansas, pues puedes irte a explorar y a matar monstruos.
La interacción de todos los habitantes del pueblo está organizada por un sistema de amor y amistad que aumenta de nivel según «lo amables» que seamos. Ellos mismos nos dirán de vez en cuando la fecha de su cumpleaños, las comidas que más disfrutan o los regalos que odian. Así podemos hacernos una idea de su humor y hacer regalos acordes. E incluso podremos casarnos y tener hijos con las waifus o husbandos del sexo opuesto. Los diálogos con los personajes son tremendamente divertidos y carismáticos. Puede presumir de una localización de lujo que desprende humor y naturalidad por todas partes. Se nota mucho la influencia de Animal Crossing, pero para bien. Da gusto ver que ha recibido una traducción (en inglés) que escapa de los tópicos de los juegos japoneses: con textos insulsos y sin chispa.
Se introduce también una característica que resultará especialmente útil a novatos y a veteranos. En la entrada de tu casa hay una especie de buzón de sugerencias/tareas parlante que actúa a modo de tutorial. Los personajes del juego mandan ciertas tareas y recibirás recompensas a cambio. Lo interesante del asunto es que si ya las has hecho con antelación, con hablarle de nuevo al buzón se habrá terminado y recibirás la recompensa inmediatamente. De esta forma, se facilita el acceso a los nuevos jugadores (para que sepan qué hacer) y los veteranos podrán cumplirlas rápidamente y sin mermar la velocidad del juego. Siempre hay algo que hacer en el pueblo y se aprovecha el tiempo. De hecho, el estar muy limitado y avanzar lentamente eran algunos de los problemas que criticaba hace tiempo en Harvest Moon. Además, al no haber límite de tiempo (que yo sepa), puedes jugar a tu propio ritmo.
Sin embargo, no es oro todo el mineral que encuentras por el camino lo que reluce.
La historia, tal y como se cuenta, es un auténtico desastre. No porque sea mala, sino porque parece que han tenido mucha prisa en contarla. Podría haber tenido uno de los mejores argumentos de la franquicia, pero se han enfocado más en vomitar eventos que en ofrecer una narrativa interesante. No os chafaré la historia, pero a efectos del análisis, hay un plot twist a mitad de la historia que, si bien es totalmente inesperado, podría haber llegado a mejor puerto.
Tengo también otra pequeña decepción con el combate en este juego. Aunque no es algo que me sorprenda, porque ya procede de las entregas anteriores. A veces sientes que cuando se reúnen muchos enemigos en pantalla, la única estrategia que funciona es machacar los botones y usar tus ataques más potentes para vencer. Lo peor del asunto es que, teniendo escenarios prerrenderizados y modelos de personajes dignos de un juego de Nintendo DS, el juego se ralentiza cuando aparecen en pantalla muchos enemigos y animaciones. Por otra parte, el juego funciona a 60 FPS constantes el 90% del tiempo, y los jefes están muy bien diseñados y son divertidos.
Por último (y esto es solo una minucia), creo que el precio está un poco elevado con respecto a la edición que ofrece. Debería ajustarse a Shin Megami Tensei (20 €)
En resumen, podemos decir que se han fijado más en ajustar los pequeños problemas de los tres juegos anteriores y no se la han jugado en integrar o cambiar mecánicas. Esto se traduce en que nos encontramos con un juego muy sólido, divertido en todo momento y adictivo como él solo. Por eso es (o debería) ser ilegal. Este es un must-have en toda regla y todo el mundo debería saberlo. Claro, que… si no quieres acabar adicto como yo, deberías fumártelo con moderación.
3 comentarios
JhonC · 08/01/2015 a las 21:00
Tranquilo estoy, que cuando venga tiempo de vicios este cae seguro.
SlayerEXE · 09/01/2015 a las 0:46
Y si tuvieras que compararlo con Fantasy Life (que da la sensación que son del mismo palo) que destacarías?
TheFireRed · 09/01/2015 a las 13:59
No he probado Fantasy Life (porque no entraba en mis perspectivas de compra), pero a simple vista Rune Factory siempre me ha llamado más la atención. Fantasy Life es de Level-5, te lo trae Nintendo y además en español (eso son muchos puntos a favor), pero no puedo opinar mucho más. Mira algún vídeo por YouTube y verás que son diferentes. Pero hasta que no lo pruebe con mis propias manos no puedo compararlos.
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