El terror se llamaba Revolution 60

Hace mucho que no probaba ningún juego de terror que me hiciera sentir el menor escalofrío. Últimamente había oído hablar de Five Nights at Freddy’s, pero lo poco que he visto me pareció más bien uno de tantos juegos modernos que se basan más en darte un susto que en hacerte pasar miedo de verdad. Pero la sorpresa llegó con Revolution 60 y os lo cuento a continuación.

Me descargué Revolution 60 para iOS sin saber apenas nada sobre él, sin tener muchas expectativas y hacerme una opinión jugando, sin nada preconcebido, pero a poco avispado que seas no tardarás en darte cuenta que se debe tratar de alguna de tantas joyas de culto que hubo en PC durante finales de los 90 o inicios del año 2000 y pasaron sin pena ni gloria para el gran público. Y eso es importante, porque hay que ver el juego con los ojos de alguien que se enfrentaba a sus primeros modelados 3D por un estudio probablemente unipersonal y con unos pocos dólares de presupuesto. El mérito es considerable.

La historia en sí es otra maravilla muy de la época: no sé qué de una nave extraviada por lo que sea y mandan a un grupo de mujeres robot para echar un vistazo al asunto. El doblaje de los personajes (realizado por androides de verdad) ayuda mucho a meternos en el ambiente frío y opresivo de la trama, que se desarrolla a un ritmo pausado, consiguiendo que nos confiemos de la aparente calma pero teniéndonos tensos constantemente para ser brutalmente atacados por los QTE con los que interactuaremos en el juego. Y es que aquí no necesitamos teclas de movimiento ni señalar dónde queremos que se mueva nuestro cyborg. No estoy seguro de la fecha exacta del lanzamiento original de Revolution 60, pero diría que debe ser éste el creador de los QTE, incluso antes de Shenmue, aunque gráficamente quedara un poco por debajo de la obra de Yu Suzuki.

EL TERROR. Dibujar círculos hasta que se llene el redondel interior.

Y es precisamente con estos eventos con los que empezaremos a sentir el terror. Dibujar un círculo, dibujar una línea, dibujar un cuadrado, pulsar en dos puntos… las variaciones son casi infinitas y pensar en las consecuencias de fallar son aterradoras. O el simple hecho de responder preguntas con una respuesta normal o una respuesta ligeramente sarcástica y ver cómo varia el desarrollo de la historia da vértigo, sobre todo porque no podremos deshacer nuestras decisiones y tendremos que apechugar con lo que elijamos. Y si eso no os lo hace pasar mal, esperad a probar el revolucionario sistema de lucha, que bebe directamente de la estrategia de Fire Emblem mezclada con la habilidad de Dance Dance Revolution para hacerlo la experiencia definitiva. El tembleque que tenía en mi mano al enfrentarme a esto no se lo deseo ni a mi peor enemigo.

Cómo no, otro aspecto clave a la hora de jugar con nuestra mente que tiene Revolution 60 son los gráficos y el diseño general. ¿Recordáis el primer Alone in the Dark de 1992? Daba miedo por muchas cosas, pero una de las más importantes era por esos personajes mal poligonados que no hacían más que hacerlo todo más terrorífico de lo que ya de por sí era. Todavía recuerdo los ojos de Carnby y cómo se me quedaron grabados a fuego en la mente, como si me estuviera mirando directamente. Pues lo mismo pasa aquí, donde los androides protagonistas tienen la mirada muerta que las convierte casi en muñecas de porcelana algo interactivas. Y no hay nada más horrible que eso. Aunque, en honor de la verdad, hay que decir que esta obra se diferencia de la de Infogrames en que el parecido entre el ‘artwork’ y el diseño final que vemos en pantalla es exacto. No es que se vean así de mal porque los artistas no daban para más, sino que la persona encargada de las ilustraciones pues era así de limitada y diseñó a los personajes de esa manera. Hay que tener en cuenta que en los años 90 los videojuegos estaban altamente sexualizados y esto de robots de grandes tetas, cintura de avispa y cara de guarra hasta las cejas de farlopa con la mente en coma era el pan de cada día, cosa que afortunadamente no sucede hoy en día gracias a nuestras amigas las feministas.

Esta captura está gritando «90’s» por todas partes.

Y como único punto negativo que le pondría a Revolution 60 está ese, lo altamente sexualizadas que están sus protagonistas, pero en parte no se le puede tener mucho en cuenta si lo situamos donde le toca. No lo justifico, ya que es como estos abuelos racistas u homófobos que casi todos conocemos pero “es que son de otra época” y se les tiene que perdonar. Pero sí, aquí nos encontramos con unos diseños que escandalizarían a buenas personas y luchadoras de la auténtica justicia e igualdad como Anita Sarkeesian o Rebecca Watson. Esperemos que entre las filas de sus desarrolladores haya alguna chica hoy en día para que no se vuelva repetir esta clase de machismo y el resto de obras maestras que nos traigan sean igualitarias y feministas, valga la redundancia.