Reality Not Allowed

Con el paso de las generaciones, los desarrolladores se esfuerzan más y más en crear experiencias jugables más complejas, completas y realistas hasta tal punto que llegará un día en el que será complicado distinguir realidad de videojuego. Según para quién, eso es bueno. La inmersión aumenta, logran que nos resulte sencillo empatizar con personajes que parecen actores o puede incluso afectar a la hora de tomar decisiones dentro del juego.

 

El esfuerzo constante en hacerlo todo más realista es realmente encomiable, supone una dedicación inmensa y tener un ojo para el detalle que luego la mayoría de la gente ni se molestará en apreciar. Si habéis hecho algún dibujo medianamente realista sabréis de lo que os hablo. Estar horas y horas atento a todos los detalles para tratar de captar cada mueca, cada guiño y la largada de las pestañas para que eso parezca vivo. Y luego viene alguien, lo mira 6 segundos y dice “pues está bonito”. Y ya está. Tus horas de sudor se resumen en un “pues está bonito”.

 

En el mundo de la ilustración cada vez lo veo más. Salen de debajo de las piedras. Gente que, con la herramienta que sea (lápices, bolígrafos, rotuladores, Photoshop, el pene) hace retratos ultra-realistas que hay que mirar durante minutos para saber si eso es una fotografía o algo hecho desde cero. Y cuantas más obras así veo, más me aburro. No porque no tengan mérito, porque yo soy incapaz de llegar a tanto nivel de detalle y ya me gustaría a veces, sino porque creo que no aporta nada. Son fotocopias. Son repeticiones de lo que ya existe y eso aburre. Cuando era pequeño, quería hacer dibujos realistas y que costara distinguirlos de fotos, pero con el tiempo he ido estilizando mis líneas y las voy ‘cartoonizando’ y ganando algo de personalidad y carisma poco a poco. Me parece igual de admirable el que hace un retrato realista que el que caricaturiza a la misma persona hasta límites grotescos y aún así se sigue reconociendo la persona. De hecho, creo que esto tiene todavía más mérito.

Y con los videojuegos, tres cuartos de lo mismo. Empecé a jugar con una Megadrive a los 5 años, con lo que la época de los 8 bits y anteriores apenas la vi de refilón en casa de amigos o familiares con otras consolas y ordenadores, pero seguía queriendo gráficos mejores. Sin llegar al extremo de los juegos de Spectrum o Atari 2600, las portadas de los juegos de mi Megadrive no siempre reflejaban lo que me iba a encontrar en el cartucho, pero había que echarle algo de imaginación y ver que ese moñegote de 27×61 píxeles cuya cara era un amasijo de marrones, en realidad era el guerrero musculado que aparecía en la portada de Golden Axe.

 

Cada nueva generación de consolas mejoraba notablemente el realismo de sus gráficos y físicas y lo hacía todo un poco más realista, hasta tal punto que hoy nos encontramos con cosas como GTA o FIFA, con unos detalles cuidados al milímetro para que todo parezca real, con unos movimientos de los personajes logradísimos. O los Forza y Gran Turismo, que cada vez tienen más elementos que a la larga los convertirán en emuladores para sacarse el carné de coche. Y, sinceramente, a veces todo eso aburre. No digo que sea necesariamente malo, pero siempre preferiré las locuras absurdas a los detallitos y todo lo que sea excesivamente real.

 

Si recordáis mi análisis de LEGO City, recordaréis que dije que era como un GTA pero sin todo lo que lo hace real. Y eso es lo que me gustó, que es todo tan absurdo y tan poco parecido a cosas que podrían pasar en la realidad, que me divierte. Y, aunque no he jugado ninguno de la saga, los Saints Row tienen pinta de ser exactamente lo mismo y eso ya les da puntos por encima de los GTA para mí.

 

 

Tampoco creo que sea necesario hacer algo de aspecto infantil o caricaturesco para hacerlo irreal, ya que como ejemplo de juego con gráficos espectaculares y que se pasa todos estos detalles por el arco del triunfo está The Phantom Pain. ¿Os imagináis lo aburrido que sería si le añadieran el realismo de otros juegos? Nadie llegaría vivo a Base Madre porque el globo Fulton se habría perdido en mitad del océano o el tirón inicial les habría partido la columna vertebral; Big Boss se retiraría del campo de batalla tras haber sido amputado de una mano (o cuando se quedó sin ojo, que la profundidad no la percibiría igual con el parche y no atinaría disparando ni al Charizardsaurus ese); ya no hablemos de armas y objetos que hoy en día son imposibles como un tampón que te hace invisible o un radar holográfico que enciende puros electrónicos que hacen que el tiempo se acelere. Todas esas exageraciones son las que hacen que el juego se disfrute. Todo lo que sea para que el juego entretenga, bienvenido sea.

 

Y en el polo opuesto nos encontramos los mencionados Forza o Gran Turismo. Sinceramente, nunca me lo pasaré bien con un juego de carreras realista la mitad de lo que lo haré con Super Hang-On, Out-Run, Sonic All-Star Blablabla o Mario Kart. Y esto se demuestra sobre todo en compañía. Haced la prueba, quedad un día con los amigotes y poneos un rato a jugar todos a Forza/GT y luego hacedlo con Sonic/Mario Kart, veréis con cuál bosteza la gente y con cuál os dais patadas y empujones porque un hijo de puta te tiró un caparazón rojo antes de la última curva y te ha hecho quedar en sexta posición cuando ibas primero.

 

¿Qué os parece a vosotros? ¿También preferís todo lo que sea más arcade y alocado o, por contra, las experiencias más realistas os llenan más a la hora de jugar?