Hoy os voy a hablar del mejor peor juego: ORION Prelude

En mi vida he jugado a muchos juegos malos. Tengo una especie de fetiche por juegos que no son buenos, por juegos que apestan a cutres y por mierdas como un piano en general. Y si tienen dinosaurios, más. ¡Que yo reservé esa basura llamada Dino D-Day en Steam! No intentéis cambiarme.

El caso es que hoy vengo a hablar de un juego de estos que son más malos que el Plus, pero que a su vez es una pequeña maravilla. Se trata de ORION: Prelude. Básicamente es un Halo con dinosaurios. Si eso no te ha convencido ya, estás muerto por dentro.

Compré ORION: Prelude durante las rebajas de Steam básicamente por dos cosas: la plataforma me iba recomendando juegos y llegué a este, y vi que tenía dinosaurios, así que ya era un primer punto. El segundo es que el 4-pack costaba 0.49€, así que me tiré de cabeza. Ahora está creo que a 1.99€, pero hay que ser un rata para no pagarlo entre cuatro personas. El juego para uno sólo está a 0.79€.

El juego me sonaba, pero nunca lo había jugado. Por lo que he leído en su salida era una basura rota por todos los lados, pero durante estos tres años se han ido sacando actualizaciones y parches y ya es un juego funcional lleno de gilipolleces. No hace falta nada más que ir al editor de personajes y ver cómo puedes ponerte una cabeza de orco, una hamburguesa en la cabeza o hacer poses demasiado sensuales para este blog. Hasta hay un pack para hacer teabags.

Bueno, pero voy a contaros qué tal fue ayer, que es cuando probé este serio candidato al GOTY de cada año.

El juego tiene cooperativo para hasta 5 jugadores, pero ayer le dimos 3 y el resto acompañaba la IA. Jugamos un modo de juego que básicamente era aguantar hordas de dinosaurios mientras superábamos algún objetivo como defender o capturar una base. Lo que empezó siendo un shooter con unos gráficos bien feos (cogimos un mapa ambientado en el poblado de Papá Noel, con un estilo gráfico parecido a Borderlands pero en malo) terminó siendo un despolle mientras reventábamos dinosaurios con un roboto y un tanque que nos encontramos por ahí, o directamente a disparo limpio.

El gunplay, por supuesto, era horroroso. Pero, eh, que había jetpacks. Eso lo arregla todo. La verdad es que venían bien para subirse a un edificio y matar a los bichos desde ahí, pero cuando empezaron a venir los dino-voladores la cosa ya se torció un poco. De hecho a mí me mató uno que se llamaba «Pter», que vendrá de «Pterodáctilo», digo yo. Pero me gustaba pensar que se llamaba Peter.

Esta primera partida era un poco de calentamiento, para ver de qué iba esto. Superabas cada ronda, ganabas dinero ayudando a la extinción jurásica, te comprabas nuevas armas o mejoras para tu personaje y vuelta al ruedo. El juego era una mierda, pero nos reíamos un huevo. Sobre todo cuando, sin venir a cuento, empezaron a venir renos navideños robot voladores que tiraban fuego.

La segunda partida ya fue en un escenario más normal, un típico escenario de esos en un cañón, todo muy marrón y con su hierbecita, y con algo que os sorprenderá.

¿Recordáis los Warthog del Halo? Pues aquí también había. Clones, de hecho. Uno conducía, otro disparaba desde el asiento y el tercero se subía a la torreta a petarlo desde arriba. En esta ocasión duramos bastante más, de hecho dio tiempo hasta que en las hordas llegaran dinosaurios tochos como un Triceratops o un Stegosaurus. De hecho me mató uno llamado Steg. Aquí está:

Jugamos lo suficiente como para pasar tiempo en la tienda y ver que había un arco o un sable láser, pero no lo suficiente como para reunir el dinero y comprarlos. Al final siempre íbamos con un rifle de los de siempre, que cumplen. Pero como quedó el gusanillo, luego entramos a un modo de juego en el que sólo se podía usar el arco y la espada láser.

Entre que el juego es una parida, la combinación rocambolesca y que el juego empezó a tener un lag de cojones (antes iba perfecto), el honorable combate a espada fue tan mierda como genial. Esa sensación agridulce que tanto gusta. Mierdibueno, que es como gordibuena, pero sin intentar negar la realidad.

Había más modos de juego, pero no los probamos. El de hordas es más que suficiente.

¿Y por qué os estoy hablando de esta castaña de juego? Porque, aparte de ser una mierda como la Catedral de Burgos de grande, fue un carrusel de emociones de principio a fin. Y por menos de 0.15€ por cabeza. Mejor calidad-precio en la historia de los videojuegos.

Ahora parece que va a salir en Steam Guardians of Orion, que parece una secuela bien hecha, por lo que seguramente pierda mucha gracia.

Comprad ORION: Prelude. Ya.