Por qué el nuevo DOOM es exactamente lo que la saga necesitaba

Hace un mes exacto hablé de cómo me encantaban los shooters que está lanzando Bethesda. Es un poco irónico que una empresa con un nombre tan vinculado a los RPG destaque en un género ta diferente como los juegos de disparos, pero hay que reconocer que lo están haciendo de maravilla.

Hoy toca hablar un poco de DOOM, el nuevo DOOM. Seguramente ya sepáis que me ha parecido una maravilla, pero nunca está de más explayarse un poco, así que vamos con ello.

Tras haber resucitado con mucho éxito la franquicia Wolfenstein, cuando Bethesda presentó DOOM en su conferencia del E3 del año pasado la gente empezó a salivar. Y es normal, porque el primer vídeo enseñaba exactamente lo que la gente quería de una saga que llevaba muchos años parada: gore, sangre y disparos.

La fórmula parecía bien sencilla, simplemente hacía falta combinar acción sin parar, desmembramientos y vísceras volando en todo momento, pero hasta ahora no se habían decidido a hacerlo. Nadie estaba buscando una historia profunda, sólo pegar tiros como un loco y liberar un poco de adrenalina.

Una vez el juego estaba en la calle pude comprobar de primera mano que efectivamente habían dado con la tecla correcta. El juego es una genialidad de principio a fin, ofreciendo exactamente lo que todos queríamos.

La primera señal que te da el juego es el propio inicio de la campaña. Te despiertas atado en una sala llena de sangre, una voz te dice que hay muchos demonios y que te toca reventarlos a todos, te levantas y te pones al tema. Y ya está. No pierden el tiempo en distraerte, y hacen muy bien. Te dicen que mates sin parar, porque a eso es a lo que has venido.

La segunda señal es que te pones a disparar y puedes hacerlo hasta que la munición se acaba. No te preocupas de los cargadores, de tener que recargar cada pocas balas. Suelta todo lo que tengas hasta que se termine, cambia de arma y sigue a lo mismo.

Esto son un par de ejemplos de las muchas señales que da DOOM de que es el concepto de mata-mata llevado al extremo. Por supuesto hay muchos más, como las ejecuciones, el modeo Berserker, los litros y litros rojos que hay en todo momento o las oleadas que llegan con música cañera de fondo.

De vez en cuando se agradece un juego así. Wolfenstein The New Order lo jugué este mismo año, en enero, y aunque me encantó, prefería algo más loco a un juego más serio como fue TNO. Que no me hubiese importado, pero mejor así.

DOOM es un juego en el que no te da tiempo a aburrirte, porque siempre te sorprende con algo o te tiene continuamente moviéndote y pasando a la acción. Podría parecer que al final tanto gore podría ser repetitivo, pero nada más lejos de la realidad.

Seguramente recordeis el famoso vídeo de Polygon, y es algo de lo que me acordé según empecé la campaña. Noté raro el gunplay durante alrededor de cinco segundos, que fue lo que tardé en reventar la primera cabeza. Desde ahí, todo fluidísimo (es increíble lo bien que se mueve el juego) y sobre todo satisfactorio. Hacer explotar los miembros de los demonios es algo que da mucho gusto y que el juego sabe recompensar.

Otra cosa que me sorprendió es que este nuevo DOOM no sólo tenía una campaña bastante larga, sino que además el juego se ampliaba casi hasta el infinito con el editor de niveles multijugador que viene incluido. Un editor con el que, por cierto, se pueden hacer cosas bien chulas.

En general podéis ver que esta nueva entrega de DOOM que parece ser el reinicio, o más bien resurección, de la saga me ha encantado. Sabe de sus límites y ofrece exactamente lo que los fans buscaban: acción sin freno, gore y sangre a raudales y muchísima diversión.

Esto no es un análisis al uso, pero podéis ver que para mí es más que recomendado. De hecho se cuela sin problema entre mis favoritos del año. Segundo gran acierto para Bethesda tras Wolfenstein, y toca esperar a Dishonored 2 para ver si siguen en esta buena racha.