¿Cómo venderá Nintendo su Switch?

Bienvenidos a otra entrada de El blog de Toposwitcher. Aprovechando que el topo está fuera, voy a hablar un poco de lo que me ha parecido el nuevo aparatejo de Nintendo e intentar poner un poco de perspectiva a sus lanzamientos. En los últimos años, con las últimas consolas de Nintendo, la compañía se ha sacado de la manga alguna mierda que parecía muy prometedora, una gran idea que cambiaría la industria, una revolución acojonante y que al final resultaron ser un truco barato. Ahora, con Switch, Nintendo tendrá que esforzarse en hacernos pasar por el aro otra vez.

Cuando en marzo de 2005 por fin pudimos ponerle las manos encima a Nintendo DS en Europa, una de las novedades que se nos presentó fueron sus dos pantallas. Dos pantallas que se podían usar para ver el inventario del juego, el mapa, mostrar una vista mayor del escenario y mil otras cosas. Además, la pantalla inferior era táctil, lo que le añadía un extra de utilidad que, por norma general, fue bien usado. A día de hoy, uno de mis juegos favoritos de DS, y de los que mejor explota las características de la portátil, es Wario Ware Touched! con sus cientos de mini-juegos chorra. Era la mejor forma de venderte una DS y ver rápidamente de qué trataba la consola.

Casi dos años más tarde, se puso a la venta la consola anteriormente conocida como Revolution: Wii. De nuevo, haciendo las cosas de forma distinta, ahora mediante su control de movimiento. El Wiimote parecía muy prometedor y así lo hicieron notar con Wii Sports, el juego que se incluía en los packs con la consola. Aquí, Nintendo se aseguró que todo el mundo que tuviera una Wii, supiera qué ofrecía su nuevo aparato al jugar a bolos, tennis, boxeo, baseball y golf. Luego, el Wiimote resultó ser más un engorro que una mejora respecto a los controles tradicionales.

La traca fue el anuncio del Wii Motion Plus, ese añadido que se ponía al Wiimote para que el movimiento fuera detectado con más precisión. Más tarde acabarían haciendo un Wiimote Plus, claro. Ay, esos eurillos. Y repitieron la jugada, lanzando Wii Sports Resort al mismo tiempo, para que viésemos lo bien que funcionaba esto y que no era un timo. Me jodió, pero tuve que pasar por el aro y comprarme la edición con mando Plus de Skyward Sword para jugarlo, pero no quedaba otra. Al final fue el único juego para el que lo usé.

Ya en 2011 vimos el lanzamiento de Nintendo 3DS, la sucesora de DS y que no fue precisamente una revolución como su hermana mayor. Básicamente era el mismo concepto, pero con un pobre 3D sin gafas en la pantalla superior. ¿Y con qué la vendieron esta vez? Con unos juegos de realidad aumentada incluidos en la propia consola que hacía más mal que bien. Al tener un sistema de 3D tan pobre, en cuanto la pantalla se movía un poco de tu foco central de visión, se perdía el efecto de profundidad, con lo que mezclar juegos con sensor de movimiento y eso fue una estupidez increíble. Aún así, me sirvieron para aguantar tres meses hasta que salió el primer juego que me compré (Ocarina of Time 3D). El efecto 3D tenía su gracia en ocasiones, el control por giroscopio era muy útil, pero ambos juntos no eran lo ideal para vender nada.

Y entonces llegó la que tuvo la ardua tarea de suceder en el trono a Wii. La que, en un alarde de genialidad llamaron Wii U. Gráficos de la pasada generación, nulo apoyo de thirds, catálogo escasísimo… no fue un éxito precisamente, aunque a mí me dio un buen puñado de juegazos. Pero seguía teniendo un factor diferenciador respecto a la competencia: el GamePad. Que no dejaba de ser una versión grande de Nintendo DS y sus dos pantallas, pero al estar separada ofrecía otras opciones muy interesantes. En este caso lo presentaron con el que, para mí, es la mejor muestra de lo que puede hacer el GamePad (con permiso de ZombiU): Nintendoland. Una mezcla de Wii Sports (por el componente multi y de demo técnica) y Wario Ware (por ser minijuegos) que dejaba clarísimo que podía ofrecer el nuevo mando, aunque luego todo se quedara en agua de borrajas y ni la propia Nintendo lo aprovechara.

Por norma general, las últimas consolas de Nintendo han tenido algo que las ha hecho únicas, algo que necesitaba ser “vendido” con juegos o aplicaciones que enseñaran por qué tenías que dejarte la pasta en esa máquina y no en la de la competencia. Pero… ¿y Switch? De lo que se ha visto (que es nada y menos), ¿qué me tiene que vender? ¿Multijugador en la calle? He echado muchas horas a Mario Kart 7 (más de las que me gustaría) y a Smash Bros (infinitas). ¿Y llevarme el juego de sobremesa a cualquier parte? No quiero juegos de sobremesa en una portátil…

Si por algo me gustó A Link Between Worlds es porque se trataba del primer Zelda 100% portátil. Más sencillo y corto que los anteriores, que no dejaban de ser los mismos juegos que en sobremesa pero con otro aspecto. Link’s Awakening podría ser un juego de SNES y a nadie le extrañaría. Pero A Link Between Worlds difícilmente podría pasar como uno de Wii o Wii U por sus mecánicas más sencillas. Y por eso Switch no me llama la atención. No me veo echando una partida de 10 minutos a Breath of the Wild ni a Skyrim (si es que finalmente sale para esa consola…).

Me resulta raro decirlo, pero por primera vez desde que me compré mi primera consola de la Gran N (Nintendo 64), no he sentido la necesidad inmediata de comprarla a ver su anuncio. No sé si se trata de que teniendo Xbox One y el gran catálogo de juegos que se amontonan en mi estantería (virtual y física) no me planteo otra consola que no parece que me ofrezca nada nuevo, pero veo la Switch y siento indiferencia total.

Luego está el tema del secretismo de Nintendo, que casi hace más mal que bien. No dicen precio, ni aspectos técnicos de la consola, ni juegos reales, también dicen que hasta 2017 se acabaron los anuncios y noticias de Switch… No sé a qué juega Nintendo, pero así solamente le venderá la consola a Topofarmer y a FastETC.