Florecillas e imbéciles

De un tiempo a esta parte, parece que el mundo de los videojuegos ha cambiado. Y no me refiero solamente a la industria en sí, sino a nosotros mismos, el público, y nuestra forma de opinar y enfrentarnos a lo que digan otros. Hay dos bandos, dos tipos de opiniones. Por un lado están las florecillas y por otro los imbéciles. Hablamos de esta gente.

Seguro que a más de uno os ha pasado esto alguna vez, sea en Twitter, en Facebook, en YouTube, en foros o en el subreddit de Topofarmer. Dais una opinión, sobre lo que sea, normalmente algo negativo, y en seguida sale alguien a vociferar llamándote hater. Esos son los florecillas. Unos individuos que viven en un mundo de paz, amor y felicidad, donde no se permite ningún tipo de pensamiento distinto al suyo.

Estos últimos meses se ha dado mucho el caso hablando del cansino The Last Perropollo. A mí, por ejemplo, el juego me importa dos mierdas. Los juegos de Team ICO me parecen un coñazo de tres pares de cojones y la turra que han dado con el juego de marras ha sido alucinante. Faltaba que dijeras “no sé, no estoy seguro de que The Last Perrop…” y de golpe tenías una horda de perropollers gritándote que no tienes ni puta idea, que el juego está lleno de feels y blablabla.

Me parece estupendo que la gente pueda disfrutar de ese juego, claro que sí. Pero si a mí me parece una puta mierda lo que veo y estoy harto de que me salga el perropollo hasta del armario donde guardo el papel del culo, pues supongo que podré decirlo y que a ti te pueda dar igual mi opinión. Porque ese es el problema, estas florecillas hacen de cualquier opinión un mundo. He llegado a leer gente llamando machista a otros por decirle a una mujer que acabaría cansada de Trico. Así están las cosas.

Esta gente también son de los que suelen decir cosas del estilo “joder, qué pesados sois todos los que os quejáis de esto”, cuando es más que probable que no haya visto a nadie hacer eso. Se suelen inventar un hombre de paja (jeje pajas) al que atacar, a ver si salta la liebre y al final alguien le dice algo. ¿Sabéis el típico amigo futbolero que cada vez que hay un partido importante dice “sois unos coñazos todo el rato quejándoos de que por un día de hable de fúnbol eh” pero que en realidad nadie ha abierto la boca? Pues esos.

Y luego están los imbéciles. O los opinólogos, que es un nombre que también me gusta, porque es a lo que se dedican. Si hay algo malo que ha causado internet, además de los putos furries, es darle voz a todo el mundo. Porque no todo el mundo debería tener el derecho a decir lo que opina ni todos deberíamos ser iguales. Sí, ya, que lo diga esto alguien como yo es una ironía de cojones, pero qué mejor mal ejemplo que yo, ¿verdad?

En el último año y medio han surgido de la nada los opinólogos de YouTube, esa gente que dirá lo que sea por tal de levantar ampollas, causar reacciones y que la comunidad hable de ellos. Me juego un dedo a que se os vienen a la cabeza unos cuantos nombres populares y seguro que son los mismos que estoy pensando mientras escribo estas líneas.

Decir lo que quieras, por desgracia, es gratis. Y por eso se multiplican como setas esta gente que, sin ningún tipo de credenciales habla sobre la verdad absoluta que solamente ellos poseen. Hablo de credenciales porque para mí eso es importante, no me voy a tomar igual lo que diga alguien que tenga todas o muchas de las consolas actuales que alguien que dedica 800 horas a un MOBA, no tenga ninguna consola de actual generación y aún así se ponga a defender a dos a capa y espada y criticando la otra brutalmente.

Un colega, Oppyz/Dunkelheit/Sexy Beard Gaming/Jandeporanaguer, osó contradecir la opinión de uno de estos gurus. El tipo en cuestión decía que el crossover de Paper Mario y Mario & Luigi que salió hace un tiempo para 3DS era un saca-cuartos, a lo que Oppyz dijo que eran dos excelentes sagas y el hecho de que las hubieran mezclado no dejaba de ser un regalo para los fans de ambas. ¿Resultado? El opinólogo le echaba en cara que le tratara con respeto y modales, cosa que hizo en todo momento.

El mismo personaje, hace unos días, analizó Resident Evil 7 en su canal de YouTube. Lo primero que pensé al ver ese vídeo fue: “¿Dónde lo habrá jugado? Porque no tiene PS4, ni XBO y su PC es una patata del año de Maria Castaña”, pero se quedó ahí. Lo curioso es que ese día vi que alguien en Twitter le pedía que demostrara que lo había jugado mostrando logros, trofeos o simplemente la caja del juego. ¿Y cómo reaccionó? Diciéndole que qué coño le importaba eso, si no le seguía en Twitter. Así de fácil es coger a un farsante de los huevos.

¿Y cuál es el problema de estos personajes que se dedican a hablar de todo? Que detrás tienen una legión de palmeros que les reirán todas las gracias y defenderán cualquier imbecilidad que hagan o digan. Esos mamporreros dejan de tener una opinión, si es que alguna vez la tuvieran, y pasan a repetir lo que diga su ídolo.

Al final tenemos a dos grupúsculos, el de las florecillas que se ofenden por todo el que diga lo contrario y los otros imbéciles que se ofenden por todo lo que diga… lo contrario… Sí, todo este ladrillo para decir que ambos son la misma mierda, aunque digan cosas distintas. Lo que en ciencias políticas llaman la teoría de la herradura. O eso de que los polos opuestos se atraen.

Así que dad gracias de que a mí me toma todo el mundo por el pito del sereno, porque como empiece a ver que alguien me da bola, mañana mismo instauro la República Norcoreana Española en menos que canta un gallo. ¡¡Gloria a a Kim Jong-un!!