Admito que nunca jugué al Prey original y cuando vi este reinicio anunciado, tampoco me llamó la atención excesivamente. No me causaba rechazo ni antipatía, pero no lo esperaba en ascuas. Claro que me pasó lo mismo con Dishonored, también de Arkane Studios, y acabó siendo una sorpresa fantástica y uno de mis favoritos de la pasada generación, así que le di un voto de confianza a Prey. ¿Qué podía salir mal?

Aparentemente, más de lo esperado. Aunque el juego empieza de forma inmejorable, creando un ambiente que se va poniendo tenso poco a poco, con pequeños detalles que hacen que parezca que nos enfrentaremos a un juego de la altura de Portal (del primero, el bueno), pero que se desinfla poco a poco. No sé cómo valoráis vosotros los juegos, pelis, cómics o discos, pero yo empiezo con un 5, una nota neutra a la que voy sumando o restando puntos según vea más o menos cosas que me gusten o desagraden. Prey empieza así y te da la sensación de que, aunque el principio gusta, imaginas que luego llegarán partes todavía mejores, más originales y más divertidas. Y no es así.

Una vez terminado el prólogo y descubierto el pastel, comenzamos a ver lo que es el juego realmente. Y esto se puede ver como algo bueno o malo según cómo y a quién se lo digas, pero Prey parece que es un intento muy forzado de hacer Bioshock 4. De hecho, podrían haberlo titulado así y perfectamente habría colado, porque si las dos primeras entregas de la saga de Ken Levine estaban ambientadas en el fondo marino y la tercera en el aire, ¿por qué una cuarta no iba a estarlo en el espacio? Al fin y al cabo comparten hasta la misma ambientación art deco y el protagonista que se inyecta drogaína para obtener poderes. Que eso es algo que me ha gustado, porque aunque no reinventen la rueda, sí ofrecen la variedad que le falta al arsenal de armas. Llegado a cierto punto podremos escanear a los diferentes tipos de tifones, las criaturas que han invadido Talos I, la colonia espacial que se encuentra en estado de crisis, y adquirir algunos de sus poderes. Lanzar ondas expansivas, crear un clon temporal de ti al mismo tiempo que te transportas a otro lugar, controlar mentalmente a otros NPCs o, al igual que los miméticos, transformarnos en objetos del escenario para camuflarnos o pasar por huecos que de otra forma sería imposible acceder. Dicen que si abusas de estos poderes (cosa que hice todo lo que pude), tu cuerpo se va infectando cada vez más de la esencia de los tifones y su comportamiento cambiará cuando te vean y las torretas de vigilancia te tomarán por un enemigo, pero a mí no me ha pasado nada de eso.

 

Lo malo es que parece que te obligan a usar las habilidades de estas criaturas (que dicho sea de paso, tienen un diseño terrible, parecen una servilleta negra con las cuatro puntas retorcidas como cuando estás muy congestionado e intentas perforarte la nariz para sacar todo el cuajo, pero eso es otro tema), porque las armas son bastante lamentables. En la mayoría de juegos, cuando consigues un arma, sabes que cuando luego se modifique tendrás habilidades que la harán mejor. Aquí no, parece que las armas están a medio hacer y cuando las mejoras del todo son como las armas normales de otro juego. Una pistola con una precisión y potencia bajísima, una escopeta que a más de 10 centímetros casi no hace daño, una pistolita de rayos eléctricos que tienes que cargar durante una hora para que lance algo… Sin embargo, los poderes de los tifones son muy útiles desde el principio, con lo que cuesta no abusar de ellos, a pesar de que las cargas psi para rellenar tu mojo alienígena no abundan. Al final te ves relegado a usar la llave inglesa para rematar y elementos del escenario para quitar cuanta vida se pueda al principio. También puedes usar la pistola GLOO para huir, que ese es otro punto interesante.

Sí, los aliens también cagan.

Sí, los aliens también cagan.

Prey, en muchas ocasiones, tiene un aire a la saga Alien. No son pocas las veces en las que es más recomendable huir que elegir un enfrentamiento con una criatura que te dejará sin munición o sin vida (aunque luego puedes pasarte 18 minutos bebiendo de una fuente para recuperar salud punto a punto), pero la forma de hacerlo no invita a ello. Por una parte me gusta mucho la pistola que he comentado más arriba, la GLOO, que no deja de ser un disparador de espuma de poliuretano que al impactar contra la pared (o los enemigos) crea una bola por la que poder subir y alcanzar puntos altos. El problema viene cuando el protagonista parece manco y cojo, porque falla muchos de los saltos y casi todos los agarres. No es Faith Connors precisamente. Aún así, en zonas más despejadas donde nos lo podamos tomar con más calma, se agradece explorar el mapeado, porque en casi todas partes hay algo de interés, como inyecciones para mejorar nuestras habilidades (humanas o alienígenas), un montón de detalles de la tripulación que ayuda a crear la sensación de que era un lugar con vida o los trillones de telecomunicadores con mensajes grabados. Así a ojo diría que hay 7.000 veces más cintas de audio que en Metal Gear Solid V. Pero no os preocupéis, que en ninguna se dice nada interesante. La información útil como contraseñas está en los correos electrónicos y solamente con abrirlos ya se nos guardará el número, aunque no leamos el texto.

A veces hay un exceso de información y elementos en pantalla exagerado.

A veces hay un exceso de información y elementos en pantalla exagerado.

Para mí (quiero volver a dejar constancia de que estas son mis opiniones, tan erróneas como las de cualquiera), lo peor del juego es el diseño de combate. Es tosco. ¡Muy tosco! Morgan, nuestro protagonista, se mueve lentísimamente, con lo que intentar esquivar o golpear a los miméticos, que son muy similares a los pollos a l’ast de Half-Life, es un suplicio y casi siempre nos quitarán vida, por más que los intentemos paralizar con la pistola GLOO. Por si fuera poco, cuando tenemos a algún tifón cerca, la pantalla oscurece, con lo que algunos escenarios, que ya de por sí están poco iluminados, pueden ser una pantalla negra si no usamos la linterna en medio de la pelea. Igual que decía que con las armas de poca monta daba la sensación de que te obligaban a usar los poderes, con el combate parece que te quieran forzar a salir por patas, cosa que hice en toda la recta final del juego y únicamente me enfrenté a una serie de robots porque no me quedaba otra.

 

Por si fuera poco, el desarrollo del juego es igual de principio a fin. Ve a tal sitio, descubre que la puerta está bloqueada, encuentra el cadáver con el pase, sigue a la siguiente habitación y así ad infinitum (qué pedante, eh). En la última hora de juego, cuando tenía ya todas (o casi) las salas desbloqueadas, tenía que hacer un backtracking brutal para conseguir unos elementos que necesitaba y fui escopeteado de una parte a otra de la colonia, pero vi más pantallas de carga que de juego, porque aunque lo tengo descargado en la consola, se hacen casi eternos.

Las visiones del espacio desde Talos I son espectaculares. Y explorarlo, todavía más.

Las visiones del espacio desde Talos I son espectaculares. Y explorarlo, todavía más.

Y si habéis llegado hasta aquí, tal vez os estéis preguntando si hay algo que me haya gustado de Prey. Además de que tarde o temprano termina, ya he dicho que los poderes son geniales, pero además tiene una banda sonora que me ha parecido una maravilla absoluta. Realmente es de las más intensas y bonitas que he escuchado en mucho tiempo. Y sí, digo bonitas, porque la otra parte que es una gozada son las zonas de ingravidez. En determinados puntos tendremos que salir a los exteriores de Talos I a explorar o incluso dentro de la propia colonia, con lo que podéis imaginar el espectáculo que es ir flotando por pasillos con decenas de elementos suspendidos en el aire con unas físicas muy buenas.

 

Sé que digo pocas cosas buenas de Prey y podrán chocar porque parece ser que en general el juego ha gustado, pero yo esperaba mucho (muchísimo) más de la gente que nos trajo Dishonored. En general, la sensación que me ha dado es que han intentado hacer una mezcla de Bioshock con Dishonored y Dead Space, pero ha salido el tiro por la culata. El encanto de la ambientación del Bioshock original ya no sorprende, los poderes y la infiltración de Bioshock estaban más elaborados y el terror espacial de Dead Space era grandísimo. Repito, a mí me ha parecido esto, y lo empecé con ganas, pero igual vosotros lo jugáis y nada de lo que a mí me molesta os parece para tanto. De hecho, estaría encantado de que alguien a quien sí le haya gustado Prey lo comente aquí abajo. Por mi parte, lo nuevo de Arkane Studios me ha dejado con un regusto de boca muy amargo, pero tampoco tanto como para crucificarlos, porque mientras sigan manteniendo a Corvo al mismo nivel, yo estaré contento.

Categorías: Análisis

3 comentarios

Clay · 09/05/2017 a las 11:47

El hype que me levantaron algunos otros análisis me lo has bajado tú de golpe ^^ Pues nada, me esperaré a que valga 5€ por ahí :sisi:

Eneko · 10/05/2017 a las 10:18

Como odio que estemos en la era del pew pew pew en primera persona.

Jaime · 10/05/2017 a las 19:24

Gracias al review me acabo de encargarme el Bioshock 1, no me acordaba que nunca lo jugué. waoo)

Los comentarios están cerrados.