Desde que decidimos dar ese giro editorial en esta santa casa para hablar de otras cosas aparte de videojuegos, hemos escrito la friolera de una entrada para dar algo de variedad al blog (cuando comenté ese bodrio que era el Episodio VIII de Star Wars). Pero hoy vengo a hablar de otra cosa. Y no es de mi libro, sino de un cómic. Punk Rock Jesus, de Sean Murphy. Os podéis hacer una idea de lo que os podéis encontrar solamente leyendo el título, pero vamos a ello.
Empecemos con el autor, que es una parte muy importante en esta obra, más allá de los motivos obvios. Sean Murphy es relativamente desconocido en el mundo del cómic, al menos para el gran público. Es admirado por gente como Jim Lee o Todd McFarlane, dos titanes de la industria, aunque rara vez aparece su nombre cuando alguien menciona a sus favoritos. Y ha sabido rodearse de los grandes, habiendo dibujado historias de Scott Snyder (El Resurgir o American Vampire: Selección Natural), Mark Millar (Crononautas) o Grant Morrison (Joe el Bárbaro), con lo que podréis imaginar que no es un mindundi si estos tres escritores les confían su obra. Actualmente anda enfrascado con Batman: Caballero Blanco, un cuento en un mundo alternativo extremadamente interesante del que hablaré en unos meses (cuando finalice en Estados Unidos) y en la que se invierten los roles de salvador y destructor de Gotham entre Batman y el Joker.
Punk Rock Jesus narra, a lo largo de sus más de 200 páginas, la historia del reality show más ambicioso de la historia: hacer un clon de Jesucristo usando el ADN de la sábana santa para embarazar a una virgen y vivir el embarazo, el nacimiento y la vida de Jesucristo -aquí llamado Chris- delante de las cámaras. ¿Qué podría salir mal, verdad? La trama se desarrolla en un futuro cercano, de forma que se toman algunas licencias para hacer de la tecnología algo más creíble en ese contexto, pero no es nada descabellado que acabemos viendo algo así en nuestras pantallas.
Todo el arco del embarazo de Gwen, la madre de Chris, es muy interesante porque muestra cómo el productor y creador del programa, Slate, es capaz de manipular la vida de una persona y vender su privacidad para sacar beneficio económico, aunque él siempre asegura que lo hace como creyente. Lo curioso es que no todos los cristianos están exactamente a favor del reality, como es el caso de los Nuevos Cristianos Americanos (NCA), que son una parodia (no muy desencaminada de cómo son en realidad) de la Iglesia Bautista de Westboro, conocidos por ser una secta ultra fascista que aboga por el exterminio homosexual y de cualquier otro tipo de religión que no coincida al 100% con sus ideales. Los recordaréis por sus famosos carteles de “God Hates Fags” («Dios odia a los maricones») y otras lindezas. Como imaginaréis, que se use el ADN de su mesías para esto no les hace mucha gracia y aprovechan cualquier excusa para sabotear la emisión del programa. Ellos no dan el brazo a torcer en ningún momento, al igual que los productores del programa. Es una pelea entre dos burros que van cada uno hacia un lado y al final acaban haciendo daño a la persona que creen proteger, pero cuando alguien está seguro de que su creencia es la única verdadera, no escucha a razones.
Y en medio de ambos bandos nos encontramos con Thomas, el personaje que más importancia tiene después del propio Chris, ya que no puede decantarse por ninguno de los dos lados, pero toma las decisiones que cree correctas y honestas. Thomas es un ex-miembro del IRA retirado, que creció en un ambiente muy religioso y cuya misión es proteger la vida del joven Jesucristo. Como dato curioso, el trasfondo de Thomas iba a ser un cómic aparte que escribió Murphy como obra independiente, pero decidió introducirla aquí y me parece un gran acierto, porque la trama de terrorismo, religión y redención del irlandés encajan a la perfección. Thomas no siente especial predilección por Slate, pero sí por Chris y Gwen, a los que aprecia más que a nadie, porque representan los principios religiosos en los que se basó su infancia, pero al mismo tiempo es alguien que ha usado esa querencia para sacar provecho y encima es su jefe. En su juventud fue punk y todavía guarda montones de vinilos de la época, lo que llama la atención del pequeño mesías y lo ve como una forma de revelarse frente a todo lo que le han enseñado.
Pero el gran protagonista, como no podía ser de otra forma, es el niño nacido de una virgen. Un pobre inocente, víctima de una educación religiosa que le ha sido impuesta, que acaba saliendo del redil a la fuerza. De cara a hacer el reality más creíble, Slate manipula lo que haga falta para que los televidentes crean que el niño hace milagros, tanto que él llega incluso a creerlo durante su infancia. Hasta un punto clave en la historia en la que Chris empieza a interesarse por la ciencia, el pensamiento crítico y divulgadores como Carl Sagan (uno de los ídolos del autor). Casi se ve forzado a abandonar su fe cristiana y abrir los ojos ante toda la mierda y trampas que le impiden vivir de forma libre.
Y por esto es por lo que digo que el autor de Punk Rock Jesus es más importante en su obra que en la de otros. Chris es él. Murphy se crió en un ambiente muy religioso, con toda la censura y las prohibiciones que ello conlleva, y a la larga le hizo crecer como un adolescente rebelde y punk. Con la diferencia de que Chris es la persona más conocida del planeta y los mismos medios que en su día le arruinaron la infancia, ahora le han dado un poder de convocatoria que le hace casi invencible. Las cámaras le siguen enfocando allá donde vaya, pero ahora son un arma para que se contenga, sino una defensa para que ni el productor ni los NCA puedan hacerle nada. Es el clásico giro de la invención que acaba con el inventor, pero más sucio, más rápido y más punk que nunca.
La historia no acaba aquí. De hecho, en la huída de Chris y su conversión al mesías con cresta es donde empieza todo lo que hace de Punk Rock Jesus un gran cómic. Más acción, más desarrollo de los personajes, más provocación y más momentos épicos que no desvelaré porque confío en que os llame la atención lo suficiente como para darle una oportunidad. Eso sí, aviso que la edición española es un ladrillo considerable. Además de las 200 páginas de la historia original, incluye más de 150 de extras, con Murphy contando su proceso creativo y detalles que son bastante interesantes a modo de ‘making of’. Tened en cuenta también que si no os importa leer en inglés, la edición en tapa blanda la podéis encontrar por la mitad de precio, aunque sin esos extras.
4 comentarios
Hide · 07/03/2018 a las 14:04
Gran entrada y enorme cómic. Solo he echado en falta 3 o 4 párrafos de comida de nabo a Murphy por la puta maravilla artística que ha parido en este cómic, y aún así me parecerían pocos. Cada página es digna de admiración. Ojalá algún día se le valore como a uno de los grandes.
Jaime · 07/03/2018 a las 17:23
Casi no consumo comics, pero si tengo en mi haber unos cuantos qur me han llamado la atención, voy a buscar éste en cuanto pueda
Suditeh · 08/03/2018 a las 13:03
El único problema que le encuentro es que el final me pareció demasiado acelerado. Unas 10-20 páginas de desarrollo extra habrían sido excelentes, pero tal y como está me da la sensación de que a Murphy se le quedó corto para lo que quería contar y tuvo que cortar como pudo. Aún así lo recomiendo muy mucho.
nmlss · 08/03/2018 a las 14:53
@Suditeh
Yo también creo que es muy acelerado, pero al mismo tiempo creo que esa es la gracia. No te lo esperas y pasa de golpe.
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