Sobre el problema en la prensa de los videojuegos

Este pasado viernes en Anait se publicó un artículo titulado «Tenemos un problema en la prensa de videojuegos«. Y sí, es verdad que lo hay, así que me puse a leerlo a ver cuánta autocrítica había. Cero. Tras ese titular tan clickbait se escondía lo que todos esperábamos desde el día antes: la gente en Internet es mala y pobre Blissy. Si no sabéis quién es, eso que os ahorráis.

Ya he dado mi opinión por Twitter, pero aun así voy a hacerlo también por aquí. No leo ni yo mismo el blog, pero quizá hay alguien perdido de la mano de Dios que sigue entrando, quién sabe. Así que nada, vamos a explayarnos un poco.

Creo que ya empieza con mal pie en el momento que se dice «Puede parecer […] que hay menos responsabilidad en criticar un triple A que en desentrañar una trama de corrupción que afecta a nuestros gobernantes. Voy a permitirme la soberbia de disentir.». Entiendo que todo el mundo barre para su casa, pero tampoco nos flipemos demasiado. Cascarle otro diez al nuevo AAA de turno o al mejor de la historia (eso se lee mucho y cada poco tiempo) no cambia nada. Sacar mierda de los políticos sí lo hace y es algo que nos afecta a todos.

Por ahí iba un poco mi rajada de antes. Y es que no creo que en este país los llamados «periodistas» de videojuegos hagan de periodistas al uso. Me da igual si lo han estudiado o no. En la mayoría de casos se dedican a ser una extensión del márketing de las distribuidoras, vía amiguismos con los departamentos de PR. Y es que el ser amiguete de quien te va a regalar copias de prensa, invitarte a eventos o incluso pagarte publicidad está a la orden del día.

Eso cuando no entran en juego las puertas giratorias. Si lo hace un político está mal, pero si un periodista entra en una empresa de juegos es un premio a su carrera. Buen conflicto de intereses, oiga. Es algo que se ve con normalidad y no debería serlo, pero da buena muestra de lo que es la imparcialidad en el sector patrio. Si le bailas el agua a los publishers, igual te cae un regalito y te arreglan la vida un tiempecillo.

La mayoría de grandes webs y blogs se dedican a copiar noticias de medios americanos (¡o de foros!), a hacer análisis de lo que les llega al buzón (con su correspondiente notaza en el 99% de los casos) y algún articulillo de vez en cuando, que podríamos dividir entre hablar de cosas retro y hacer publirreportajes de un lanzamiento próximo. «Es lo que quieren los lectores».

Es difícil ver periodismo de investigación en este país, y no es (sólo) por el nimio tamaño de la industria nacional. Es que no interesa morder la mano que te da de comer. Es posible que no os enterarais del escándalo de los #Switchtubers porque nadie dijo nada por miedo a las represalias (el mail de Nintendo marcando territorio también ayudó a meter a las ovejas en el redil, todo sea dicho). Resumiendo rápido: se sorteaban unas consolas para ayudar a pequeños youtubers a crecer y al final fueron a parar a amiguetes, incluido el compañero de piso del organizador del concurso. De puta coña.

TheFireRed habló de ello y nos metieron en la lista negra por ello. Muchos redactores de sitios importantes lo comentaron por Twitter, algunos diciendo incluso cosas como «alguien debería escribir de ello». ¿Pero quién lo hizo? Nadie, no sea que Nintendo se enfade justo cuando sale su nueva consola y nos aparten. No hay integridad periodística ni moral, y no cuesta mucho que una web se venda. Es caro y difícil mantener un negocio así en España, así que podemos vender el rigor.

Todo el mundo en la industria española sabe el mamoneo que hay con las subvenciones y cómo la mafia de los de siempre controla todo. Pero ¿cuántos lo cuentan? Ninguno, porque nadie se atreve. Alguna vez he leído eso de «somos tan pocos que no merece la pena crear malestar». Pero si eso no es ser periodista, apaga y vámonos.

No puedes pretender ganar un Pulitzer y ser tomado como un medio serio cuando tu única finalidad es hacerle los coros a un departamento de márketing. Ojalá algún día empiecen a salir todas estas historias a la luz, porque más de uno iba a flipar. Pero eso no va a pasar.

En el artículo también se lamentan de que es sencillo ver el periodismo de videojuegos como algo de poco valor, y es cierto. Valor me parece lo que hacen (a veces) en Kotaku cuando destapa mierda como todo lo referente a Bethesda. Para venderme un juego me bastan los tráilers, no necesito a alguien que lo adorne más. Y menos a un alguien que no tiene ningún conocimiento por encima del resto.

Si yo me quiero comprar un coche y ojeo una revista, lo que espero son textos de expertos que saben de lo que hablan y son unos auténticos atrapados del motor. Pero cuando en el periodismo de videojuegos el background de la mayoría se limita a «juego a lo que me mandan», y además desde hace poco tiempo, pues no sé. Siempre existe eso del fiarse de una opinión de alguien al que le otorgas criterio, pero eso es 100% personal de cada uno.

No creo que este «periodismo» ayude a hacer crecer al medio ni creo que forme parte de la industria, igual que no llamaría industria a la MaxiTuning. Aunque seguramente esta última tenga más conocimiento de causa que los de los jueguitos, por mucho que les guste usar palabras altivas para elevar la conversación con palabras vacías.

Me hubiese gustado ver algo de autocrítica en el texto, pero aun así creo que resume bien el percal que hay. Ni se les toma en serio ni son nada más que vendedores a merced de las grandes empresas. Y no creo que pase nada por reconocerlo. No hay independencia, y sin ella poco periodismo vas a hacer.

El problema viene cuando los youtubers ya hacen eso mismo, pero llegando a muchísima más gente y más rápido. ¿Alguna vez habéis visto a un periodista jugar en directo en el E3? Yo tampoco. El torneo del Rubius del otro día ha hecho más por Fortnite que los mil millones de artículos que habrán salido sobre el juego.

Me hubiera gustado leer otras cosas, pero se han quedado en el machismo que impera en las redes, sin ver las dos caras de la moneda. Una oportunidad perdida, pero era de esperar. No hay esperanza para un periodismo de verdad en este país, y eso se sabe desde hace años.

Y ojo, que no tengo nada en contra de ganarte la vida como crítico. Ole tú. Pero las cosas por su nombre.